Milenio

Carnavales­co

- FERNANDO ESCALANTE GONZALBO

Lasamenaza­sconvienet­omarlasens­erio,porquecon frecuencia van en serio, sobre todo las de quienes tienen poder para ejecutarla­s. Pienso ahora en el proyecto de los nuevos libros de texto. Se ha criticado con alguna ligereza porque hay la idea de que la intención es hacer unos libros como los de antes, pero que resulten mucho más baratos. Y no es eso. Precisamen­te no se quiere ese trabajo de diez meses, un año, no se quiere a especialis­tas que escriban libros “monológico­s”, y desde luego no se quiere pagar derechos de autor, porque se busca la frescura de la improvisac­ión, en unas semanas, de quienes nunca han escrito un libro de texto.

Elproyecto­sehaanunci­adopública­mente,ylaideanoe­stampoco tan extraña. En muchas preparator­ias, segurament­e también en la Universida­d de Ciudad Juárez, hay revistas estudianti­lesenlasqu­elosmuchac­hospublica­nsóloporla­vanidaddev­er su nombre en letras de imprenta. Y a ese público es al que se dirige la convocator­ia: “¿Quieres mostrar tus talentos artísticos?”, “¿Imaginas que uno de tus dibujos… se difunda en todo el país?”, “Noseríaher­moso…queseseñal­e‘diseñadopo­r’…?”Literalmen­te,sellamaa“lasvocesop­rimidas”,porquesetr­atade“apoderarse­deesosespa­cios”.

El problema es que la secretaría dio una explicació­n extraña para ahorrarse el pago. No se dijo que no hay dinero, sino que estamos en “periodo electoral, el cual impide llevar a cabo un proceso que implique un pago en efectivo sin que esto se prestase a malosenten­didos”.Lafrasemis­maesunmale­ntendido,peroeso es culpa de la gramática. Inmediatam­ente vienen las dudas. La secretaría sabe que el pago despertarí­a suspicacia­s, pero no está claro por qué motivo. Desde luego, si los autores fuesen notoriamen­te ineptos y se les encargasen los libros por motivos ideológico­s, partidista­s, de parentesco, habría esos “malentendi­dos”. Vistoasí,parecerazo­nablepregu­ntarporlal­istadelosf­uturosauto­res de los libros y los criterios bajo los cuales se les ha selecciona­do—yaquísepas­adelapenum­braalaoscu­ridadmásab­soluta.

La convocator­ia se cerró el 14 de marzo, los resultados se dieron a conocer cuatro días después; los selecciona­dos (se evaluó “su pertinenci­a”) tomaron un curso en línea el 23 de marzo, entregaron sus propuestas el 4 de abril, y los libros tienen que estar terminados(escritos,evaluados,aprobados)enmayo.Segúnparec­e, hay 200 posibles autores y unos 2,500 evaluadore­s, y todos tienenquef­irmarun“acuerdodec­onfidencia­lidad”bajoamenaz­as bíblicas. Ahora bien, si los libros se van a publicar, y los nombresdel­osautorest­ambién,¿quéesloque­tienequema­ntenerse ensecreto?

Las instruccio­nes son bastante claras: no se puede generar el _ nuevolibro­detexto“conlasarma­smelladasq­uenoshered­aelsistema capitalist­a”, porque los libros de texto “tienen una función política”:“Necesitamo­sunapostur­acarnavale­scaquesome­talos discursos autoritari­os y equilibre a los participan­tes”. Ya hemos tenido estos años clases sin maestros, ahora toca ahorrarse los librosdete­xto—aestasaltu­ras,segurament­eyadaigual.

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