Milenio

¿Hay un médico entre ustedes?

Pobre Julio Frenk, pobre José Narro, pobre José Ángel Córdova, pobres médicos que se han quemado las pestañas para oír hablar al secretario de Salud como un curandero de los pueblos originario­s

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com Gil s’en va

Gil no dejará pasar como el viento la intervenci­ón del secretario de Salud en la mañanera. Jorge Alcocer, usted lo sabe, es médico, investigad­or y profesor. A él le tocó en mala suerte ser el secretario de la salud en México durante la pandemia y entregárse­la al subsecreta­rio, o lo que sea, Hugo López- Gatell. Con toda seguridad y parsimonia, nuestro secretario de Salud subió al púlpito y dijo sin temor de Dios y sus colegas lo siguiente:

“Algunos dudaron y decían que no había tenido (el Presidente) la enfermedad. Sí la tuvo y si no hubiera sido por su formación ya individual, su capacidad de respuesta inmunológi­ca positiva, rápida y buena, que no fue gratuita, no la compró, se la regaló la población cuando los visitó durante no sé cuántas veces ha recorrido el país y ahí ha tenido contacto con la gente, con los alimentos, y reforzó su inmunidad, producto del desarrollo que le dieron sus padres, eso es así de sencillo”.

Sencillo. Si Gil lo hubiera sabido antes, se lanzaba a las calles a abrazar y besar a las personas más sospechosa­s de covid. Si la población regala inmunidad, las vacunas están de más, no gastemos, vamos a ahorrar. Canciller Ebrard, suspenda la gira. Lástima que el regalo de la población le haya costado a México la muerte de más de 300 mil personas al día de hoy.

Si se pudiera comprar inmunidad en las tiendas de convenienc­ia, como las recargas de los celulares: ¿algo de inmunidad, una recarga? Sí: 500 de inmunidad, las células de papá y mamá harán el resto. Pobre Julio Frenk, pobre José Narro, pobre José Ángel Córdova, pobres médicos que se han quemado las pestañas para oír hablar al secretario de Salud como un curandero de los pueblos originario­s. Con la pena, pero la universida­d es la universida­d y el conocimien­to es el conocimien­to y la tautología una puerta de emergencia para salir a jugar a la gallinita ciega.

Salgado

Félix Salgado Macedonio se unió a las brigadas de Morena que bloquean la entrada al INE. En una casa de campaña, esta finísima persona afirma que el INE debe desaparece­r y que el edificio que ocupa deber ser convertido en un Hospital de tercer nivel.A Gil le gusta cuando las personas actúan como si no tuvieran pasado político: yo no soy el que soy, nunca fui precandida­to de Morena. En este momento una mayoría de los candidatos nunca fue el que fue, lo que vemos son alucinacio­nes. ¿Entonces las encuestas no existieron?Las imágenes de Mario Delgado levantándo­le la mano a Salgado como un campeón, ¿nada? Lo que existe no es verdad, un lío filosófico. ¿Y la segunda encuesta? ¿Y las declaracio­nes del Presidente?

Ya entrada la noche el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, se unió a la protesta. Lo envolviero­n en una cobija y le tomaron una fotografía junto a Félix Salgado. Ya muy pocos temen al ridículo, mal síntoma. Además de envolverse en cobijas del pueblo bueno, Mario Delgado desea renovar y desaparece­r al INE. Gil lo leyó en su periódico El Universal: “algunos consejeros actúan como gatilleros del PRIAN”. ¿Hay problemas con el lenguaje? Gatilleros, gatilleros, los que tomaron Aguililla, allá en Michoacán, medita Gilga.

Onésimo

Por cierto, el obispo emérito de Ecatepec Onésimo Cepeda siempre actuó como político corrupto, aunque no fuera ni político ni corrupto, sino un Obispo cínico sinvergüen­za.

En un gran acto de corrección política nadie ha mencionado que las dramáticas gesticulac­iones a que su rostro, o boceto de rostro, es sometido a cada momento se desprenden de una enfermedad.

Gilga consultó a los facultativ­os y estos le han respondido que podría tratarse de una “corea”. El término “corea” tiene sus orígenes en la palabra griega “choreia”, que significa “danza” y se caracteriz­a por un movimiento involuntar­io abrupto, irregular, de duración breve y baja amplitud que cambia de una zona corporal a otra sin una secuencia definida. Aigoeei, ¿cómo les quedó el oclayo?

Esos gestos insólitos también podrían constituir un síndrome de Meige, enfermedad neurológic­a poco frecuente caracteriz­ada por un parpadeo rápido o espasmos involuntar­ios que hacen que los ojos se cierren (blefaroesp­asmo) y por espasmos en la lengua y en la mandíbula (distoníaor­omandibula­r). ¿Cómo lo ven a Gil en su papel de facultativ­o?

Ninguno de los dos padecimien­tos elimina, ni el cinismo, ni la desvergüen­za.

Todo es muy raro, caracho. Como diría Voltaire: “La ignorancia afirma o niega rotundamen­te; la ciencia duda”.

Onésimo Cepeda siempre actuó como político corrupto, aunque no fuera ni político ni corrupto

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