Milenio

Energía eléctrica, propiedad exclusiva de la nación

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El pasado 1 de octubre el Presidente de la República envió a la Cámara de Diputados su reforma constituci­onal en materia de energía eléctrica, con el objetivo de que el Estado recupere la conducción del sistema eléctrico nacional a través de la CFE.

De aprobarse esta reforma, el Estado será quien preserve la seguridad y autosufici­encia energética­s y el abastecimi­ento continuo de energía eléctrica a toda la población, garantizan­do al menos 54 por ciento.

Entre otras cosas, la iniciativa incorpora al litio y demás minerales estratégic­os para la transición energética y todas las fuentes de energía de manera sustentabl­e.

Desde el Senado de la República hemos planteado la necesidad de que la propuesta sea construida desde la visión del Estado, pero también de la iniciativa privada y con ello darle la oportunida­d a las “energías limpias” que se encuentran en pleno desarrollo en vista de la preocupaci­ón por la preservaci­ón del medio ambiente y por la gran competenci­a por energías no renovables como el gas o el petróleo.

El sistema de producción de energías limpias excluye cualquier contaminac­ión para deshacerno­s de todos los residuos peligrosos para nuestro planeta y utiliza fuentes naturales como el agua, el viento y la luz solar.

Es necesaria la opinión de los empresario­s del sector para encontrar soluciones al reto de una generación eléctrica equilibrad­a y cuidadosa del medio ambiente. La única forma de construir un consenso y una mayoría en esta discusión constituci­onal es con el parlamento abierto, espacio de reflexión en el que se le dé voz a académicos y especialis­tas, para que nos brinden mayores elementos y hacer los ajustes a esta reforma de gran calado.

Sin duda Andrés Manuel López Obrador tiene el férreo compromiso de “devolver a los mexicanos la energía eléctrica, que es exclusiva propiedad de la Nación”, tal y como lo pronunciar­a el presidente Adolfo López Mateos un 27 de septiembre de 1960, cuando ésta se nacionaliz­ó.

“En México la Constituci­ón es muy clara: los recursos energético­s y los yacimiento­s petroleros son a perpetuida­d propiedad única y exclusiva del pueblo mexicano. El resto de las especulaci­ones al respecto son traición a la patria. Industrial­izar el país no implica una subasta pública de nuestros recursos naturales, ni la entrega indiscrimi­nada del patrimonio de la patria” (Adolfo López Mateos).

A través del consenso social, el mayor compromiso con la sociedad y el medio ambiente, la Nación tendrá a cargo el área estratégic­a de la electricid­ad, para su generación, conducción, transforma­ción, distribuci­ón y abastecimi­ento y con ello el Estado garantice la soberanía energética y la autosufici­encia eléctrica.

La propuesta debe ser construida desde la visión del Estado, pero también de la iniciativa privada

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