El pasteleo institucional
CUANDO la política golpista en cómodos plazos del Gobierno Sánchez revienta las costuras de la independencia del Poder Judicial, llega Pablo Casado con el humeante pastel del reparto político de las instituciones, a medias con Sánchez, que las revienta desde la Fiscalía. Ayer, para desdecirse de sus propias palabras y darle una torta a Ayuso, hizo defensor del pueblo a Ángel Gabilondo, cuya campaña contra el PP en Madrid fue tan ruin que Ayuso le dijo que si de ella dependiera jamás sería defensor del pueblo.
¡Qué más querían Zipi y Zape que otra oportunidad para atacar a la figura más popular de su partido! Se supone que el Defensor del Pueblo debe ser una figura no partidista o que no se haya significado sectariamente contra otros partidos. Que Casado no participó en la campaña de Madrid que ahora se apropia se nota en que no recuerda la ruindad de Gabilondo. Pero como Ayuso dijo que ella nunca lo nombraría, cátalo Defensor. Será de medio pueblo, del de Jorge Javier y Rocío Carrasco, no el del medio pueblo que votó al PP. Pero como le gustaba a la izquierda y le disgustaba a Ayuso, Teodoro se rindió ante Bolaños. Ángel Gabilondo, huelga decirlo, no es un ángel, sino un Gabilondo, pero por un minuto de favor mediático Maricomplejines mata. No rechazamos el pacto para cumplir la ley, pero no para evadirla.
El problema del dulce aroma de la Pastelería Judicial es que llega con el aire apestando a togas putrefactas. La sala de lo penal del Supremo ha entrado en guerra con el legislativo para hacer cumplir la sentencia del pateapolicías. La sala de lo tendencioso ha apoyado de hecho el nombramiento de Dolores Delgado. Hace un año, cuando olvidó el mandato constitucional de
que a los jueces los elijan los jueces, Casado rompió las negociaciones del CGPJ por dos nombres, De Prada y Rosell, propuestos por el PSOE y Podemos. ¿Y es menos escandaloso mantener a la Lola del Balta en la Fiscalía? Podría hacerse la digna y dimitir. Bastaría forzar una palabra de Pedro Sánchez. Pues ni una.
Aceptemos Gabilondo como animal de compañía, que los mastines lo son. ¿No podía Casado fingir que ha negociado y echado a la musa de las cloacas, la de «información vaginal, éxito asegurado», y no que, simplemente, se ha rendido? Al llegar al CGPJ, ¿qué argumento usará para resistir? ¿O ya han horneado el pastel y no lo sirven porque la masa está demasiado caliente?
Como Ángel Gabilondo le gustaba a la izquierda y le disgustaba a Ayuso, Teodoro se rindió ante Bolaños