La política como una guerra
Escribió el miércoles en estas páginas Fernando Escalante de los políticos y de cómo “casi de la noche a la mañana hemos caído en la cuenta de que necesitamos alguno, más de uno en realidad, capaces de articular una postura coherente en la cámara, y conseguir un consenso, y negociar una mejor legislación sobre energía eléctrica. Es peor todavía: necesitamos a los partidos políticos, partidos con posturas sólidas, argumentables, voto disciplinado”.
Fernando escribió su columna antes de la que se armó en la Cámara de Diputados la madrugada del miércoles, pero describe ala perfección a los personajes y sus ánimos que terminaron en pelea y jaloneos. Inútil pelea, por cierto, dado que estaba claro que Morena y sus aliados tenían los votos para pasar la ley tal y como la había mandado el Ejecutivo.
La bronca no fue por la reforma eléctrica,sino por la ley de ingresos y los cambios en lo fiscal, pero da un poco igual, todas nuestras discusiones en estos tiempos se parecen. Los buenos contra los malos, Salinas contra Cárdenas, pueblo contra fifís y ahora, según parece, la UNAM contra… vaya usted a saber. Todo es así en el discurso público en estos tiempos, y lo que falta.
La reforma eléctrica que ha mandado el gobierno a la cámara camina a pasos agigantados a convertirse en la mayor muestra de este espíritu. Yes que Manuel Bartlett se ha convertido en una estrella para estas cosas y le bastó una conferencia de prensa para calentar los ánimos de empresarios que contestaron en un comunicado con más adjetivos que datos, lo que le dio la oportunidad anhelada al director de CFE de seguir en la bronca y lamentar “que el organismo empresarial hiciera menciones donde se expresa que la reforma de ley energética tiene bases en ideologías y manipulación de ciertos sectores de la ciudadanía, por eso proponen que ‘no a la provocación y a la polarización, sí al diálogo’. Toda esta catilinaria se refiere a que en la conferencia de prensa expliquécon detenimiento el sistema eléctrico implantado por Peña Nieto y asociados. El Consejo no analiza lo que dije, simplemente salta a la descalificación apocalíptica”.
El director de la CFE hace su chamba —es un decir— y los demás caen en la provocación. Así, tendremos una guerra sin datos ni conversación durante la discusión de la reforma, en donde la decisión se basará en el dilema polarizador del Presidente.
Manuel Bartlett hace su chamba y los demás caen en la provocación