Queremos el petróleo
Jaime Serra Puche, quien encabezó las negociaciones del TLC como secretario de Comercio de Salinas, afirma que había una oposición al tratado por el temor de que productos americanos sustituyeran a los mexicanos, lo que “nunca ocurrió”
Da la impresión de que el tema energético es una de las cosas que más enorgullecen a Carlos Salinas de Gortari en su negociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
A finales de 1990, el entonces presidente George Bush visitó México para continuar la discusión del posible acuerdo económico. “Lo invité incluso al rancho que tenía mi bisabuelo desde el inicio del siglo XX en Agualeguas, Nuevo León”, recuerda el ex mandatario mexicano en entrevista.
“Departimos, luego platicamos en lo que era el antiguo Palacio del municipio de Monterrey que hoy es museo. Y ahí él me dijo que teníamos que tocar lo que para él era un aspecto fundamental: el petróleo”.
Salinas comenta que ante el planteamiento que ya esperaba, respondió que él también quería plantear otro aspecto fundamental: la migración. “No podemos negociar solo el libre movimiento de mercancías y servicios, tenemos que dar el paso de que también sea el libre movimiento de personas”, puntualizó.
Bushinsistióenquedeseabaque las compañías americanas participaran no solo en la exploración, siya no también en la propiedad del petróleo. “Le dije —explica Salinas—: ‘fíjate, Presidente, que el Congreso mexicano no me va aprobar simultáneamente un Tratado de Libre Comercio de mercancías y una apertura del petróleo mexicano a la inversión extranjera. Así que mi respuesta es que no habrá apertura del petróleo en la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte”.
Después de esto, Salinas explica que Bush se resignó y, por su parte, pidió dejar de lado también el tema migratorio exigido por el gobierno mexicano. “Después, Bush perdió su reelección, pero decidió firmar el tratado que habíamos concluido de negociar unas semanas antes; aunque el candidato Clinton, en su campaña se había manifestado en contra del tratado, pero yo había establecido contactos indirectos con su campaña”, explica.
Y luego, para justificar la doble negociación, sentencia :“Yo no negociabacon un candidato: mi negociación era con el gobierno de E U ”.
Salinas sigue explicando su estrategia asegurando que tras la llegada de Clinton a la Presidencia le ofreció los acuerdos complementarios en materia laboral y de medio ambiente que exigía el partido demócrata .“Lo hicimos yahígan amoslo que fue una poyobi partidista alTLC en E U, porque al final del día lo negociamos con una administración republicana y lo ratificó una administración demócrata”.
El expresidente mexicano defiende al TLC y el haber logrado sacar el tema energético, asegurando que antes de que entrara en vigor, las exportaciones mexicanas a EU estaban petrolizadas. “Con el TLC en las exportaciones, el petróleo no representa ni cinco por ciento. Ahora son productos agropecuarios, aguacate, camarón, chile, melón; es decir, el impacto a las exportaciones agropecuarias en la balanza de exportaciones mexicanas es impresionante, pero manufacturas, televisores, industria aeroespacial, todo eso cambió la fisionomía de México y además el volumen, fue un cambio de volumen y de amplitud. ¿Por qué? porque hoy exportamos mil millones de dólares diarios de productos a EU. Un millón de dólares por minuto de exportaciones mexicanas al mercado de EU y Canadá”.
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En la misma línea reivindicatoria está Jaime Serra Puche, quien como secretario de Comercio encabezó aquellas negociaciones. “La economía mexicana era tradicionalmente una economía muy cerrada, y nuestros intercambios con el resto del mundo eran muy limitados, particularmente en lo relacionado con EU, con el que teníamos unos acuerdos bilaterales que nos establecían cuotas para las exportaciones mexicanas y condiciones de mercado, por lo que tomamos la decisión de tratar de abrir la economía mexicana para impulsar dos elementos importantes de la economía: uno, la capacidad exportadora y dos, la capacidad de atraer inversión extranjera al país”.
—¿Cómo transformó esto la relación de México con EU?
—Pasamos de un modelo de relación en el que estaban establecidas cuotas máximas a lo que podíamos exportar a EU a uno donde empezamos a exportar libremente, sin ningún obstáculo de ningún tipo como ese nelTLC,y dio resultados importantes. Las exportaciones mexicanas, antes delTLC, eran alrededor de 100 millones de dólares al día, donde un componente importante era el petróleo.
Hoy, después de veintitantos años del TLC, exportamos más de mil millones de dólares al día. Y el petróleo significa un porcentaje muy bajo, el fuerte son manufacturas, particularmente las automotrices y las autopartes, computadoras y otras cosas.
—¿ Cómo manejaba n los cuestiona mi en tos que había hacia el interiordel país por esta negociación?
—Había una oposición importante a la idea de hacer un TLC con EU, particularmente por el temor de que fuera a haber una avalancha de productos americanos que destituyeran o sustituyeran a los productos mexicanos, cosa que nunca ocurrió y de hecho fue al revés.
Nosotros —y esto es parte del problema que se tuvo luego con la administración de Donald Trump—, tuvimos un superávit muy importante frente a los americanos de alrededor de 80 mil millones de dólares, sobre todo, tomando en cuenta que cuando empezamos el tratado teníamos un déficit de alrededor de 3 mil millones de dólares.
Sí hubo un cambio muy dramático, pero a favor de nosotros, pese a las reacciones de preocupación por los riesgos que corría la economía, lo cual decía el PRD y otros grupos que se oponían, pero la verdad sea dicha es que los argumentos que utilizaban para oponerse no eran particularmente fundamentales y sólidos.
De hecho, yo creo que la mejor manera de responder esa duda es que hoy en México todo mundo quiere conservar el TLC, lo cual quiere decir que tan malo, tan malo, no era.
—Y en su momento, ¿cómo recibieron el alzamiento del EZLN ocurrido el 1 de enero de 1994?
—Fue una coincidencia muy peculiar que el primer día del TLC teníamos un levantamiento muy delicado en el estado de Chiapas. Yo no conozco muy bien la naturaleza de ese fenómeno, porque la estudiaron otros miembros del gabinete y el propio presidente Salinas, pero la contingencia que se generó fue que habíamos logrado ya este acuerdo y, claro, toda la idea era darle certidumbre a la economía mexicana
alguna._ y a los inversionistas mexicanos con estas nuevas reglas, pero entonces, una parte importante de esta certidumbre es que iba a ser afectada por este movimiento y su evolución, sin duda
“Hubo un cambio muy dramático, pero a favor de nosotros, pese a las reacciones de preocupación”, dice