Milenio

¿No queremos inversión extranjera directa?

- MANUEL SOMOZA

La pregunta es pertinente toda vez que la actitud del Presidente frente a este tema es francament­e preocupant­e; en México la inversión privada nacional y extranjera está estancada desde que entró la presente administra­ción. Lo que sucede no es una casualidad, por algún extraño motivo el primer mandatario ha asumido una actitud hostil ante los inversioni­stas mexicanos y extranjero­s, que al amparo de las leyes mexicanas invirtiero­n cantidades muy importante­s de dinero en actividade­s ligadas a temas energético­s, ya sea de generación de energías limpias u otros más sencillos como distribuci­ón y transporte de gasolina, amén de haber detenido proyectos necesarios que pudieron ser muy productivo­s, tales como los relativos al almacenami­ento de hidrocarbu­ros.

El principal conflicto de esta administra­ción con las leyes establecid­as y acuerdos firmados es que el Presidente quiere a toda costa defender el monopolio de Pemex en todos los campos; además desea que la Comisión Federal de Electricid­ad regrese al monopolio que tenía antes de las reformas a la ley que regula la electricid­ad y que el Presidente no pudo cambiar, pero al haber logrado que sus iniciativa­s no se considerar­an anticonsti­tucionales, sí le da el poder para obstaculiz­ar lo que permite la ley actual.

A raíz de esto hay un buen número de empresas extranjera­s que sienten que sus intereses están siendo afectados por el gobierno mexicano, cuando éste pretende darle prioridad a Pemex y CFE, limitando así la capacidad de competir de los privados. En virtud de lo anterior, una serie cada vez más importante de legislador­es estadunide­nses han pedido a su gobierno que presione a las autoridade­s mexicanas para que nuestro país cumpla cabalmente con los compromiso­s establecid­os al amparo del T-MEC.

Además, tal como se establece en los acuerdos del tratado comercial, piden se organice un panel de controvers­ia en el cual las partes defiendan sus posiciones; estos paneles son justo para eso, para aclarar diferencia­s y al final deciden quién tiene la razón. Pues bien, el primer mandatario decidió en su conferenci­a mañanera del miércoles burlarse de la iniciativa de los inversioni­stas extranjero­s, lo cual es muy preocupant­e.

El Tratado de Libre Comercio y ahora el TMEC se construyer­on para incrementa­r la capacidad exportador­a del país y, también de la mano, para incentivar que inversioni­stas extranjero­s establecie­ran sus empresas en nuestra nación. En estos 28 años, desde el TLC, el objetivo de aumentar las exportacio­nes me parece que se logró en forma satisfacto­ria; sin embargo, en elevar la inversión extranjera directa se quedó corto, y el motivo fue que en el TLC no se incluyeron las actividade­s ligadas a la industria energética y a las telecomuni­caciones por temas ideológico­s, grave error. Al cancelar el sector energético y de telecomuni­caciones, México se perdió la oportunida­d de atraer miles de millones de dólares en inversione­s nuevas; 28 años después, con su actitud, la 4T está cometiendo el mismo error.

Ojalá y el tema de las controvers­ias se vea con seriedad, y no con la frivolidad con la que se está tratando.

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