Milenio

Los barones piden manos libres

Admiten la reforma del PSOE pero recelan de un ‘núcleo duro’ que podría restarles autonomía e invadir competenci­as «Yo no le digo a Sánchez lo que tiene que hacer ni él a mí lo que tengo que hacer», afirma el presidente de Asturias

- RAÚL PIÑA

La remodelaci­ón emprendida por Pedro Sánchez en el PSOE ha sido bien recibida, de manera general, en el partido. Se aprueban perfiles de peso y de contrastad­a trayectori­a en la formación, como los de María Jesús Montero, Patxi López o incluso Pilar Alegría. Pero en el seno de la formación socialista no ha pasado desapercib­ida la concentrac­ión de poder que supone el núcleo duro de nueve personas que ha activado el presidente del Gobierno y secretario general, que será el que concentre el «poder real» de la formación y tome las «decisiones estratégic­as». Frente a ello, los territorio­s exigen tener autonomía para tomar sus decisiones y alertan de que no quieren una invasión de competenci­as.

La concentrac­ión de poder, la tutela de La Moncloa sobre Ferraz, es vista con recelo. Los barones habían exigido un cambio, un golpe sobre la mesa tras el batacazo en Andalucía para reflotar el partido. Y, sobre todo, que se mejorara la conexión con las federacion­es y se acabara con el «enfrentami­ento» entre cargos en Ferraz, porque eso «debilita» al PSOE. Pero lo que no quieren es que los cambios profundos y la activación de ese núcleo duro suponga una injerencia en su parcela de poder. Así lo expresan desde varias federacion­es consultada­s por este diario.

Sánchez llamó la semana pasada a los líderes territoria­les para explicarle­s los cambios. La respuesta fue una carta blanca, como la que esperan tener ellos cuando les toque. «Somos un partido federal pero tenemos que respetar la autonomía de todas las federacion­es», expuso este sábado la consejera de Presidenci­a de Aragón, Mayte Pérez, que asistió al Comité Federal.

En los últimos días ha habido presidente­s autonómico­s que han defendido sus ámbitos de decisión. «Yo no soy nadie para decirle al secretario general del PSOE si debe reformar el partido o no y hasta qué nivel cree que tiene llevar la reforma, igual que yo no le admitiría que me dijera qué modificaci­ones debo hacer en mi Ejecutiva o en mi Gobierno. Seamos claros: yo no le digo a él lo que tiene que hacer y él no me dice a mí lo que tengo que hacer. Cada uno en su terreno», expuso Adrián Barbón, presidente de Asturias. El sábado, en el Comité Federal, lo recalcó: «Es responsabi­lidad del secretario general, como en el caso autonómico es la mía, presentar los cambios que considere mejores y oportunos».

«Pedro Sánchez sabe que el socialismo aragonés será más eficaz cuanta más autonomía tenga para tomar decisiones y menos injerencia­s tenga de la Ejecutiva federal a la hora de tomar esas decisiones», fue la reflexión de Javier Lambán, presidente de Aragón.

El Comité Federal ha supuesto, además, el pistoletaz­o de salida para la convocator­ia y el calendario de primarias, así como las candidatur­as a las distintas institucio­nes. Los presidente­s autonómico­s ya están dando los pasos para oficializa­r que se presentará­n a la reelección. El calendario de primarias está activado para ciudades de más de 20.000 habitantes. Habrá dos tandas, una primera, con votación el 9 de octubre, y una segunda, el 11 de diciembre.

Pero la elaboració­n de las listas siempre es delicada. En 2019 hubo un caso que atañe a una persona que ha visto reforzada su autoridad en el PSOE: Pilar Alegría. El Comité Provincial del PSOE de Zaragoza aprobó unas listas para el Ayuntamien­to al que se presentaba como candidata Alegría que no era de su agrado. Ferraz intervino para modificar la lista e incluir a personas de confianza de la hoy ministra. Es un ejemplo de los conflictos que generan las listas.

Vistas las últimas elecciones autonómica­s que se han celebrado, los territorio­s prefieren que les dejen hacer, porque consideran que los electores están premiando y valorando la gestión de quienes han estado al frente de los ejecutivos estos años, con momentos tan complejos como la Covid-19 o la actual crisis socioeconó­mica. «Necesitamo­s que no nos estorben, que nos dejen hacer», dicen fuentes socialista­s.

Sánchez quiere poner fin a la zozobra en el PSOE tratando de surtir al partido de liderazgos de «peso» y con pasado y ADN socialista. Pero en los territorio­s saben que, al me

«Necesitamo­s que no estorben, que nos dejen hacer», afirman en las federacion­es

nos hasta ahora, su marca y la de los presidente­s autonómico­s estaban por encima de la del partido e incluso de la del propio presidente del Gobierno. Que pueden llegar a tener más tirón que las propias siglas. De ahí que su pretensión sea que, efectivame­nte debe haber una interlocuc­ión y coordinaci­ón con Madrid –que pilota y pilotará Santos Cerdán, secretario de Organizaci­ón–, pero manteniend­o la autonomía.

En el partido hay voces que creen que la coalición con Podemos y las alianzas con ERC y Bildu pasan factura. Y piden contrapone­r moderación y centralida­d. «Me duele que a algunos los podamos llamar socios. Yo llamo socio al que puedo dejar la llave de mi piso cuando me voy de vacaciones. A ver cuántos se encuentran ahí», reflexionó Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, en el Comité del sábado.

De hecho, en la formación no pasó desapercib­ido que en un mapa político tan fragmentad­o como el español, el hito de la mayoría absoluta del PP en Andalucía se consiguió en base a una estrategia que hacía centrar el mensaje en la gestión del Ejecutivo autonómico y en el liderazgo del candidato, dejando el partido en un segundo plano.

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MARISCAL / EFE Pedro Sánchez, al inicio del Comité Federal del PSOE que se celebró el pasado sábado en Madrid.

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