La respuesta está en el clima
De los 2 mil 550 municipios de México, 70 por ciento no tiene capacidad de llevar agua potable a su población. Mexicali, Ensenada, Hermosillo, Guaymas, Nogales y San Luis del Río Colorado padecen sequía extrema.
Chihuahua, Coahuila, Aguascalientes, Querétaro, Guanajuato y Nuevo León están prácticamente secos, al tener entre 70 y 95 por ciento de sus municipios problemas de escasez.
Sobre la misma franja territorial, pero del lado de EU, California y Arizona decretaron estado de emergencia por falta de agua.
Por si fuera poco, un estudio de la Universidad de Berkeley advierte que está por ocurrir la peor sequía para el sur de EU y el norte de México en los últimos mil 200 años.
Conocido es también que en los años recientes ha nevado en Hawái, los osos polares de Alaska emigran a Rusia en busca de hielo, hay olas de calor de hasta 45 grados en Portugal y España, las pistas de aterrizaje y vías son derretidas por las altas temperaturas de Reino Unido y los incendios incontrolables son cada vez más comunes en Australia…
Todos los datos anteriores no son parte de un boletín de Greenpeace: fueron compartidos el fin de semana pasado por el gobernador de Nuevo León, Samuel García, en un inusual discurso donde declaró que la metrópoli de Monterrey no solo sufre una
¿Estamos ante un cambio real de paradigmas profundos?
crisis del agua, sino una auténtica crisis climática.
Como el clima, estos tiempos políticos son impredecibles. ¿Quién hubiera imaginado que un joven gobernador aficionado a TikTok acabaría dando discursos con frases así: “Hoy NL y el mundo debemos ser resilientes, cambiar nuestras prácticas. Para NL, para México y para el mundo debe ser prioridad, por encima de toda crisis y coyuntura, cuidar los ecosistemas y cuidar las áreas naturales”?, ¿cuándo hubiéramos pensado que un estado como NL, antiecologista e incluso negacionista del cambio climático, sería el primero en declarar una emergencia climática? Ahora, ¿estamos ante un cambio real de paradigmas profundos en una sociedad tan materialista e individualista como la de NL o solo sucede ante nosotros un nuevo espectáculo político que busca administrar de forma demagógica la catástrofe ambiental?
La respuesta —parafraseando al profético Dylan— está en el clima.