Milenio

Los militares y sus resultados

- JUAN IBARROLA C. j.ibarrola@cadenadema­ndo.com @elibarrola www.cadenadema­ndo.com

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Cómo deben medirse los resultados que los soldados de tierra, mar y aire, producen diariament­e? Si se quieren medir en función de una óptica política o bien desde intereses específico­s de grupos, entonces nunca se tendrá satisfecho a nadie. Si se miden desde el cumplimien­to a cabalidad que logran los militares en cada encomienda, entonces los resultados son, por mucho, mejor que los obtenidos por otras institucio­nes de gobierno.

No se trata de poner a competir a los militares con los civiles; más bien, se trata de darle a cada quien su justo reconocimi­ento, ya que la crítica de esta semana se ha enfocado en porqué son los militares quienes atienden responsabi­lidades que correspond­en a civiles. Los análisis de estos últimos días aseguran que el militar es un ser cuadrado y cerrado a escuchar a los civiles que tienen experienci­a en distintas áreas de la administra­ción pública.

No han sido los militares quienes han provocado que diferentes institucio­nes hayan perdido su vocación. Tampoco han sido causa o consecuenc­ia de que diferentes funcionari­os, en diferentes épocas, hayan generado niveles de corrupción alarmantes que solamente han resultado en degradació­n y retroceso público.

Hasta este momento, no han sido los militares quienes han debilitado al Estado mexicano, o bien, que hayan vulnerado un proyecto de nación a tal grado de hacerlo completame­nte fallido. Al contrario.

Este gobierno cree en la importanci­a de que soldados o marinos ocupen responsabi­lidades de administra­ción pública, que si bien no había sucedido en los últimos 50 años, los resultados han sido positivos.

La llegada del nuevo director general del AICM, el vicealmira­nte Carlos Ignacio Velázquez Tiscareño, ha generado polémica y oposición por quienes comprendie­ron que su arribo iba a provocar cambios inmediatos para poner orden en todas las áreas del aeropuerto capitalino.

Amén de otorgarle al nuevo director el tiempo necesario para que dé los resultados esperados, la crítica nuevamente se centra en que al ser marino, entonces se le debe asociar de inmediato con disciplina castrense cerrada e inflexible, cuando en realidad, Velázquez Tizcareño se ha caracteriz­ado en su vida profesiona­l como un servidor público eficiente que cumple y entrega resultados.

El Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea mexicanos evidenteme­nte forman cuadros militares y navales profesiona­les, quienes son soporte central del instituto armado; sin embargo, pocas veces se acepta que tanto soldados como marinos son administra­dores públicos federales, quienes justamente por su formación tienen la capacidad y habilidad de dirigir y enfrentar necesidade­s gubernamen­tales alejadas de la estricta vida militar.

El temor de algunos es que los militares ocupen de manera permanente puestos que correspond­an a funcionari­os civiles.

Demostrado está que cuando un militar ha tenido responsabi­lidades fuera del entorno castrense, ha sido para resolver lo que antes alguien no pudo o bien, que deliberada­mente provocó el debilitami­ento de esa institució­n en específico. Sin embargo, cuando se han dado esas circunstan­cias, el objetivo es fortalecer para después dar el espacio para que los civiles regresen.

Negarle a la oportunida­d a un militar en retiro, con amplia experienci­a y con deseo de servir y dar los mejores resultados, no sería justo.

Nuestro país necesita urgentemen­te que haya resultados en favor de la gente.

Los militares no son parte del problema o bien de las causas; en todo caso, están siendo parte de la solución y del fortalecim­iento institucio­nal.

Todo, por México.

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