“¡Yo no confío en usted!”
“A ver, señora, ¿usted confía en mí?”, interrogó Adán Augusto López a la madre de una persona desaparecida. “Pues la verdad yo no confío en nadie”, respondió ella, “no confío en las autoridades.”
Fue en ese momento que el secretario de Gobernación perdió el temple que suele ostentar: “pues yo tampoco confío en ustedes”, le dijo sin ningún tacto.
¿Por qué habría de confiar un familiar de desaparecidos en las autoridades mexicanas cuando la cifra oficial del fenómeno es extraordinaria? ¡Más de cien mil registros!
¿Qué ha hecho hasta hoy el secretario López por este tema para merecerse la confianza de alguna de esas madres?
El funcionario perdió de vista que no estaba ante un manifestante más, sino ante la manifestación de lo que duele peor en nuestro país: que las personas se esfumen y nadie haga nada.
A todo esto, ¿qué está sucediendo dentro de la Secretaría de Gobernación que Adán Augusto no llegó acompañado por el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, quien suele atender estos casos?
¿Por qué tampoco acudió acompañado por Karla Quintana, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda?
¿Será que el ex gobernador de Tabasco ya no confía tampoco en sus funcionarios o, peor aún, sospechar á que el plantónque tiene fuera de su oficina haya sido orquestado por sus subordinados?
“Es un tema de confianza”, quiso corregir el secretario cuando se dio cuenta de la indolencia registrada en video por las manifestantes.
La confianza está rota porque, excepto por el caso Ayotzinapa, el gobierno ha hecho prácticamente nada para ayudar a las personas a encontrar a sus seres queridos.
Con todo, durante un tiempo, Encinas y Quintana se dedicaron a escuchar. Son interlocutores profesionales que tienen experiencia y sensibilidad cuando se trata de conversar con el dolor.
Pero desde hace algunos meses algo viene ocurriendo dentro de Gobernación que ambos parecen marginados. ¿Será que vamos de vuelta hacia los tiempos de la sordera gubernamental?
Zoom: Rosario Piedra Ibarra, titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, tiene denunciadas a varias familiares de las víctimas de desaparición. Por eso querían las madres ser recibidas por el secretario, pero éste las maltrató todavía peor.
¿De vuelta hacia los tiempos de la sordera gubernamental?