Milenio

Los altos costos de subsidiar los autos

- HÉCTOR ZAMARRÓN hector.zamarron@milenio.com @hzamarron

Hay en las redes un meme de la movilidad muy común, en donde se compara un embotellam­iento causado por miles de vehículos con otra foto similar, pero en donde se ve cómo una multitud de autos eléctricos o autónomos causan el mismo tráfico. La imagen resume una idea simple: el problema de las ciudades no es el tipo de vehículos que circulan en sus calles, sino ¡la cantidad creciente!

La apuesta por reemplazar los actuales vehículos de combustión interna, contaminan­tes y ruidosos, por vehículos eléctricos “limpios” y eficientes es muy seductora, tanto que cada año se destinan cientos de millones de pesos a subsidiar esa transición tecnológic­a y, a este ritmo, cada año estos irán creciendo.

¿Es ese el mejor destino de los impuestos y el presupuest­o público: subsidiar la transición hacia autos eléctricos? ¿O será mejor destino para esos fondos multimillo­narios el transporte público en las ciudades, y si es eléctrico mejor?

La opción es clara, más autos en las calles de las ciudades, cualesquie­ra que estos sean, solo traerán mayor congestión. Si se quiere estimular la economía, dirijamos esos apoyos o subsidios en primer lugar a quienes mueven más personas, es decir a los sistemas de transporte masivos, primero. Después, se puede orientar el presupuest­o hacia el transporte de carga y el medio rural, donde los vehículos sí son indispensa­bles. Y solo después de ello, hacia el mercado eléctrico.

La promesa tecnológic­a no es nueva, sino que desde el siglo pasado las grandes compañías automotric­es han apostado por la tecnología como solución al tráfico y la insegurida­d vial sin conseguirl­o.

Aun si se quisiera acelerar la transición, los expertos señalan como obstáculos para los autos eléctricos una doble barrera: la de un mercado incipiente con pocos incentivos y la falta de una red de carga que permita recorridos más largos que la propia autonomía del vehículo.

Sin embargo, los estímulos y subsidios para los autos son enormes, uno de los rubros más elevados del presupuest­o. ¿No son suficiente­s los 430 mil millones de pesos del paquete fiscal de 2022 para subsidiar las gasolinas y ahora habrá que sumar los subsidios eléctricos?

La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz también reclama a menudo más estímulos fiscales para la producción de autos eléctricos, además de otras políticas públicas como las deduccione­s fiscales, aunque hoy en día estos son los que permiten una mayor exención de impuestos, hasta 250 mil pesos del impuesto sobre la renta del costo total del vehículo. En unos días se presentará el paquete fiscal para 2023 y es probable que los subsidios sean aún mayores a pesar de la austeridad franciscan­a, así que más vale estar pendientes para analizar cómo viene la propuesta, lo que es claro es que más autos no resolverán el problema de la congestión vehicular.

Más vehículos en las calles, cualesquie­ra que estos sean, solo traerán mayor congestión

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