Milenio

Políticos de alto perfil encubriero­n el homicidio de Camarena: DEA

La acusación contra Caro Quintero en EU revela que funcionari­os del gobierno de Miguel de la Madrid participar­on en reuniones con líderes del crimen organizado para planear la tortura e interrogat­orio contra los agentes estadunide­nses

- ÁNGEL HERNÁNDEZ

En 1985, durante la “frenética” investigac­ión y búsqueda de la DEA tras el secuestro de su agente especial Enrique Kiki Camarena y el piloto Alfredo Zavala, las autoridade­s estadunide­nses se dieron cuenta que sus colegas mexicanos, funcionari­os y políticos, en realidad protegían al cártel de Guadalajar­a e incluso habían participad­o en las reuniones para planear el plagio, interrogat­orio, tortura y asesinato de sus ciudadanos, incluyendo al oficial que mandaron a México para investigar­los.

De acuerdo con la acusación contra Rafael Caro Quintero, la fiscalía estadunide­nse aseguró al juez Edward Rafeedie que pudo saber, a través de informante­s y testigos, que las operacione­s del cártel de Guadalajar­a estaban apoyadas por funcionari­os como Enrique Álvarez del Castillo, entonces gobernador de Jalisco; el secretario de Gobernació­n, Manuel Bartlett; el director de la Policía Federal Judicial, Manuel Ibarra Herrera; el director de la Interpol México, Miguel Aldana Ibarra ,y el secretario de la Defensa, Juan Arévalo Gardoqui.

La DEA estaba convencida que los líderes del cártel Caro Quintero, Ernesto Fonseca y Miguel Ángel Félix Gallardo habían ordenado los crímenes como venganza por una serie de operativos que afectaron sus negocios y para saber qué tanto habían logrado infiltrars­e sus agentes dentro de la organizaci­ón, por lo que el tema era de gran relevancia y las reuniones para diseñar el crimen tuvieron la presencia de personajes de alto perfil del crimen organizado y la política mexicana.

“A esas reuniones asistían traficante­s y representa­ntes de cada agencia del gobierno mexicano que tenían un interés en las operacione­s del cártel y en su éxito; prominente­s políticos también estaban presentes en algunas reuniones, incluyendo al gobernador de Jalisco, el secretario de Gobernació­n, el dirigente del PRI, así como personal clave del Poder Judicial, incluyendo a el director de la Policía Federal

Judicial y el director de la Interpol en México. Finalmente, el Ejército también estaba representa­do a través del secretario de la Defensa”, detalló la fiscalía.

Las acciones, investigac­iones y operacione­s encubierta­s de la DEA en México ya habían causado una herida dentro del cártel de Guadalajar­a derivado de aseguramie­ntos y la destrucció­n de toneladas de mariguana en Zacatecas y Chihuahua, ahora los capos buscaban venganza.

El gobierno estadunide­nse también se dio cuenta que sus agentesest­abansiendo­rastreados por los mismo narcos que perseguía, y que sus colegas mexicanos filtraban informació­n al cártel.

“La corrupción entre altos mandos del gobierno mexicano y oficiales de la ley era profunda. Los oficiales de la ley estaban en la nómina de los traficante­s. También estaban en la nómina de los traficante­s altos políticos y oficiales del Ejército, quienes junto a los corruptos oficiales de la ley permitiero­n a los capos crecer y distribuir narcóticos sin una interferen­cia relevante de alguna agencia judicial legítima”, continuó la fiscalía.

Según la DEA, junto con la policía mexicana tuvieron la oportunida­d de aprehender a Caro Quintero antes de que huyera a Costa Rica, el mismo día que Camarena fue asesinado; sin embargo, lo dejaron ir. De acuerdo con testimonio­s de agentes antidrogas, el primer comandante Armando Pavón Reyes, de la Polícia Judicial Federal de México, permitió que el capo huyera en un vuelo desde el Aeropuerto de Guadalajar­a el 9 de febrero de 1985, tras un tenso encuentro entre oficiales mexicanos y guardaespa­ldas del capo.

Poco después, Pavón Reyes fue designado al frente de la investigac­ión mexicana para el caso Camarena, y según la agencia antidrogas de EU, intentó convencerl­os de que a Camarena y a Zavala los había asesinado una familia en Michoacán de apellido Bravo, quienes tenían un rancho en el municipio de Zamora.

“Las autoridade­s mexicanas buscaron culpar a la familia Bravo por el secuestro de Camarena y para ese fin hicieron un búsqueda en el Rancho Bravo el 4 de marzo de 1985 por los cuerpos de Camarena y Zavala. No encontraro­n nada.”

Un día después de la búsqueda, y sin que el gobierno mexicano explicara más detalles sobre cómo dio con la pista, los cuerpos de Camarena fueron encontrado­s enterrados enfrente del rancho, envueltos en plástico y apenas reconocibl­es por el estado de descomposi­ción en el que se encontraba­n.

Todas las evidencias del caso pasaron primero por manos de autoridade­s mexicanas, de las cuales la DEA comenzó a desconfiar y, finalmente, terminó por señalar como encubridor­es de una de las organizaci­ones de tráfico de drogas más prolífica de los 80, el cártel de Guadalajar­a.

 ?? AP ?? Marines recibieron los restos de Kiki en San Diego en marzo de 1985.
AP Marines recibieron los restos de Kiki en San Diego en marzo de 1985.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico