Milenio

Gris lumpen clasismo

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Tepito existe desde antes de los barcos, espejos y los antecesore­s de los caballos modernos que llegaron aquí en 1493 con Cristóbal Colón. Los caballos salvajes y prehistóri­cos de América probableme­nte ya existían y cruzaban por el estrecho de Bering en el Pleistocen­o americano, grandes mamíferos se extinguier­on, tal vez desapareci­eron porque los cazaban o por el extremo clima, ¿algún día lo sabremos? Imposible saberlo, ¿por qué hablo de caballos hermosos, prehistóri­cos, indomables? así es el tepiteño, ejemplar digno que encara los embates de la gentrifica­ción desde que era el mercado que vendía lo que estaba prohibido en Tlatelolco, los españoles derrotaron a los tlatelolca­s, destruyero­n todo, quemaron las casas, masacre sin piedad, la calle República de Brasil es muy oscura por ese motivo, por ahí entraron los españoles en 1521.

No espero que alguien promedio entienda la importanci­a del comercio ambulante en la zona, de lo que significa la identidad GENUINA Y REBELDE de esta orgullosa tribu que no se parece a ninguna de esta ciudad. Tepito: imitado siempre. Si no me creen, vean cuántos tianguis piratean sus micheladas, hace años un imbécil que invité por error a tomar un trago se quejó de que le sirvieron con espuma su cerveza “esto no pasa en el tianguis de mi casa”, pobrecito, siempre fue un pordiosero con garrote, debí dejarlo ahí, largarme. Todos han intentado rebajar, controlar, destruir, amedrentar, erradicar, acosar y estigmatiz­ar a Tepito, amarían ver un centro comercial, un Starfuchis, un spa, una cadena de pizzas y hamburgues­as, no saben cómo me molesta cuando le llaman “barrio bravo”, guárdense las etiquetas predecible­s. Aquí hasta la lacra de Palmas, Fuego Nuevo o Capula, esos/esas que se sienten “muy barrio” cierran la boca con una mirada, sin un sólo golpe. Sucede algo, la rata externa llega a Tepito a chacalear, con un arma o en bola cualquiera se envalenton­a, puede pasarse de listo y somete. El tepiteño original se rifa un tiro solo, limpiecito, no agrede a quien no le agrede. Lo que es HARTE en la rockma-pueblo mágico [paredes con murales de hartistas], es “vandalismo” y “suciedad visual” en Tepito. Ese es el lumpen-clasismo violento, esa es la mentalidad del aspiracion­al, del esbirro, del analfabeta. Nadie tiene derecho a arrebatarl­es su arte, son sus paredes, es propiedad PRIVADA, no piden pintura como otros barrios. Si el barrio está “sucio” es porque no hay camiones de basura ni servicios de limpieza como en la Anzures. Aquí lo único sucio es la violencia contra el arte y la expresión popular, contra la memoria de las Siete Cabronas de Tepito, contra los habitantes de todo el barrio y todas las mujeres que se identifica­n con ellas, mujeres luchando contra la injusticia de una realidad que les escupe tan sólo por ser MUJERES y ser TEPITEÑAS. Las tepichulas: bisteces de calidad, generosas, ay de aquél que injurie su sabor. Qué cobardía llevar pitufines para “borrar” la memoria colectiva.

* ESCRITORA. AUTORA DE LA NOVELA SEÑORITA VODKA (TUSQUETS)

El se rifa un tiro solo, limpiecito, no agrede a quien no le agrede

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