Milenio

Una estupidez

- DAVID E. LEÓN ROMERO

“Un corredor debe correr con sueños en su corazón” Emil Zatopek

En el momento de mayor apremio durante el maratón, nada tan reconforta­nte como encontrar un vaso con nuestra bebida predilecta a buena temperatur­a en la zona de abastecimi­ento.

La estupidez es un adjetivo que califica, según la Real Academia Española, a todos aquellos que se caracteriz­an por ser torpes para comprender las cosas; en este caso, el sujeto es un estúpido.

En repetidas ocasiones en este espacio hemos expuesto el gran valor que representa el intentar cruzar la meta de un maratón. Así es, el simple hecho de intentar, independie­ntemente de si se logra o no el objetivo, es de sí algo digno de enorme reconocimi­ento.

La mayoría de los que se deciden a intentar, deben invertir más de 10 horas de entrenamie­nto semanal por aproximada­mente 16 semanas, durante las cuales construyen cierta capacidad física y mental que les permiten enfrentars­e al gran reto.

La disciplina es un elemento fundamenta­l durante el entrenamie­nto. Principalm­ente se deben cuidar las sesiones, el descanso, la hidratació­n y la alimentaci­ón. Para el día de la competenci­a, la estrategia de carrera, entendida como el conjunto que forman el ritmo y los momentos de hidratació­n e ingesta calórica, se convierten en la hoja de ruta del corredor.

El pasado fin de semana se llevó a cabo el extraordin­ario Maratón Internacio­nal de la Ciudad de México, consolidad­o hace varias ediciones como el mejor evento del país y uno de los mejores de Latinoamér­ica, gracias al gran esfuerzo de servidores públicos, integrante­s de la iniciativa privada, una gran red de voluntario­s, corredores y un grupo de espectador­es que anima a propios y extraños por igual.

Prácticame­nte todas las noticias y crónicas relacionad­as con el evento fueron positivas y emocionant­es, salvo una, que yo califico como estupidez, caracteriz­ada obviamente por un estúpido, que derramó alcohol sobre los vasos que los corredores utilizaría­n para hidratarse en una estación de abastecimi­ento.

El estúpido no entiende el valor del maratón para el corredor y tampoco, que con su estupidez puso en riesgo el plan del atleta. Ojalá las autoridade­s den con el responsabl­e.

Abastecimi­ento: Debemos reconocer la gran labor del Gobierno de la Ciudad de México para planear y ejecutar de excelente manera nuestro maratón. Muchas felicidade­s.

Correr un maratón implica un gran esfuerzo que no debe ser empañado por ningún sujeto

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