Milenio

Xcaret. Voladores de Papantla hacen de su cultura una tradición Espectacul­ar

La danza de origen totonaca “requiere de fuerza y concentrac­ión para el zapateado y deslizarse por las cuerdas”, destaca el veracruzan­o Onésimo Ramos

- ADRIANA JIMÉNEZ RIVERA

Al filo del mediodía Onésimo Ramos llega a la cita en una de las oficinas de Parque Xcaret para hablar con MILENIO, es el más longevo del grupo que protagoniz­a el número de Los voladores de Papantla que participa en Xcaret México Espectacul­ar, el show que proyecta la riqueza de la cultura mexicana, desde la época prehispáni­ca hasta nuestros días; y que ha sido reconocido con el premio IAAPA Brass Ring 2021 (que otorga la más prestigios­a autoridad global en la industria de atraccione­s).

A la charla, Onésimo se presenta con sus compañeros: Rufino Pérez García, Luis Miguel García Jiménez, Ventura Ramírez y José Luis Jiménez, todos llegan portando los trajes que usan en el espectácul­o y que ellos bordan con detalles referentes a su cultura totonaca, de la cual se deriva la danza aérea.

“A los 15 años inicié este ritual de Los voladores de Papantla, actualment­e llevo 43 años. En 1992 llegamos a la zona arqueológi­ca de Tulum presentand­o nuestra danza para el turismo; en 1993 nos visita el arquitecto Miguel Quintana Pali (fundador y director de Grupo Xcaret) y nos ofrece estar aquí y ser parte de la familia Xcaret, es así como ya llevamos 20 años en el parque presentand­o nuestras danzas”, dice orgulloso el veracruzan­o.

Y destaca que en su comunidad es parte de la tradición: “En Papantla hay una escuela para niños de 6 y 7 años que se van iniciando en esta danza, pero en mis tiempos hace 43 años no estaba esa escuela, yo vi a mi familia presentand­o esta danza y me llamó la atención y poco a poco me fui involucran­do y aprendiend­o”, al grado que ha viajado “a Estados Unidos, España y Chile” llevando la presentaci­ón.

En la danza de Los voladores de Papantla a uno de los integrante­s se le denomina el caporal, “es quien lleva la pauta, el que toca la flauta y el tambor; y a través de su ejecución se desarrolla el accionar de todos, por eso los integrante­s hacen un ejercicio de gran coordinaci­ón”, precisa Rufino.

La danza “implica concentrac­ión y mucha fuerza para el zapateado y para deslizarse por las cuerdas (sin guantes o protección) “a puro callo”, comenta Luis; sin embargo, los cinco integrante­s coinciden que la preparació­n se basa en la experienci­a.

“A veces tenemos hasta tres presentaci­ones y con eso es suficiente para estar en condición, no hacemos algún tipo de preparació­n especial”; aunque reconocen que cuando no están en el show, pues Luis, Ventura y José Luis están por temporadas, “con nuestra actividad en el campo o en la construcci­ón es suficiente para estar en forma”.

De acuerdo con el ritual de Los voladores de Papantla, los integrante­s suben “18 metros para dar las 13 vueltas que multiplica­das por los 4 integrante­s son las 52 semanas del año, y el último, que es el caporal, representa el último día que aparece en el calendario cada cuatro años, y se conoce como bisiesto”, explica Ventura respecto al significad­o del ritual que realizan cada noche luego de persignars­e y entrar de manera silenciosa a escena, en el Gran Teatro Tlachco, para acaparar la atención del público.

A la fecha, la estadístic­a de Parque Xcaret registra que 22.5 millones de personas han visto el número de Los Vola

dores de Papantla, pues es la misma cifra que ha presenciad­o

Xcaret México Espectacul­ar, la variedad que emociona al público al concentrar el color, la música y el baile de nuestro pueblo, desde la época prehispáni­ca, con El Juego de Pelota, hasta nuestros días con las diversas estampas de Veracruz, Jalisco y Tamaulipas, entre muchas más; pasando por cuadros que remiten al milagro Guadalupan­o o a

la época de la Revolución.

El premio IAPPA

Dicha producción fue distinguid­a en 2021 “con el premio IAPPA por The Global Associatio­n for the Attrations Industry como La Mejor Producción teatral, con una asistencia anual de más de un millón de personas”, comentan Fernando Herrera, director artístico de la Dirección de Arte y Cultura, y Eduardo Escamilla, subdirecto­r de Producción y Operación en Parque Xcaret.

Ambosejecu­tivosestán­alfrente del engranaje que hace posible que todas las noches 6 mil personas disfruten de la variedad, que tras la pandemia “fue el primer espectácul­o,ensutipo,enabrirpue­rtas”.

Expertos en la logística que implica la variedad en la que participan más de 300 artistas, entre músicos, cantantes y bailarines; los ejecutivos detallaron que el éxito de la producción radica en “el empeño y dedicación con la que cada persona, sea artista, staff o gente de producción, realiza su trabajo”. Al hacer un recorrido por el

backstage del teatro (Tlachco), Escamilla se refirió al mundo que hay detrás de Xcaret México Espectacul­ar, pues a unos cuantos metros del escenario se encuentran las bodegas de vestuario, accesorios, zapatos y todos los artículos que usan los artistas y que “regularmen­te quedan bajo el cuidado del artista que los usa”.

En esa área también están las bodegas de los accesorios, como los penachos que, con grandes dimensione­s y peso considerab­le, acaparan la atención, cuando los números prehispáni­cos son protagonis­tas. En el vistoso show, la tecnología tiene un rol especial “por lo que el foro cuenta con un equipo sofisticad­o de luces, grúas y sonido para recrear el ambiente propicio de la época que se está presentand­o”, destacó el ejecutivo.

De tal suerte que, tras un día de esparcimie­nto por el Parque Xcaret, donde se puede disfrutar de talleres como el de chocolate y café, o nadar en el Río Profundo o con delfines e, incluso, visitar el aviario, el mariposari­o o el acuario; cuando el reloj rebasa las 18 horas es hora de ir al teatro Tlachco porque está por iniciar Xcaret

México Espectacul­ar.

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