Jugar bien no es cargarse de ánimo
Fue una victoria para cargarse de ánimo, dijo uno de los cronistas en la transmisión televisiva en la que vi el México 4-Irak 0… Hace mucho que la Selección Mexicana de Futbol no le metía cuatro goles a nadie y menos sin recibir en contra.
A falta de unos cuantos días para que el representativo nacional mexicano debute contra su similar de Polonia en el Mundial de Qatar, manejar este cargamento de autoestima como algo positivo, dejando de lado los aspectos futbolísticos, me parece riesgoso.
¿Y qué se va a decir si el próximo miércoles, cuando los dirigidos por Gerardo Tata Martino, cierren su preparación ante la selección de Suecia, si pierden o son superados claramente? Esperaría que la preparación anímica de los seleccionados, jugadores y cuerpo técnico, sea sólida y no dependa de dos partidos.
De regreso al campo futbolístico lo mostrado por el equipo ayer en Girona puede ser calificado como muy pobre. El rival que se escogió fue muy débil. En el proceso clasificatorio de Asia rumbo a la Copa del Mundo, este seleccionado jugó 10 partidos, ganó solo uno, empató 6 y perdió 3. Anotó 5 goles y recibió 12. Con los 9 puntos que sumó, quedó muy lejos de los líderes de su grupo, el A, que fueron Irán, con 26 y Corea del Sur, con 23.
Ese es el rival al que se le ganó 4-0. Además, se puede añadir que se trató de un equipo absolutamente desmotivado y fuera de ritmo.
Más allá de los cuatro goles anotados, resulta desesperante la falta de conexión del once que pone Martino. Equivocan pases sin justificación alguna, no realizan una presión notable en la salida del rival. Les falta profundidad y precisión en las jugadas de ataque.
Lucieron sí al atacar por los extremos aprovechando en el primer tiempo el esfuerzo de Jesús Gallardo por la izquierda y en la segunda mitad el desempeño de Uriel Antuna por el otro sector. Y es que se tuvieron espacios sin marca, inéditos.
Lo mostrado por el equipo ayer en Girona puede ser calificado como muy pobre