Van Gogh: última llamada / I
No hay términos medios: extinción o rebelión. El nuevo ecologismo, integrado principalmente por jóvenes activistas surgidos de las movilizaciones de Fridays for Future y la fundación de Extinction Rebellion (XR) en 2018, denuncia tres décadas de inacción climática y un irreversible agravamiento del calentamiento global que exige medidas inmediatas, pues lo que se haga en los próximos tres o cuatro años determinará el destino de la humanidad. Del colectivo XR, un movimiento social cuyo objetivo es influir en las políticas medioambientales globales mediante la resistencia no violenta y la desobediencia civil, surgió el grupo Rebelión Científica, compuesto por especialistas de todas las áreas del conocimiento que a través de uno de sus miembros, el filósofo ecologista Jorge Riechmann, han advertido que estamos viviendo una situación absolutamente excepcional en la historia de la especie humana y el planeta Tierra: la posibilidad en el futuro inmediato de un ecocidio genocida y apocalíptico.
Dada la inminente superación del límite de 1.5°C es que se explican las protestas.
De ahí la urgencia y el hartazgo de militantes que no vacilan en visibilizar sus protestas a través de acciones extremas para llamar la atención de las agencias informativas y las redes sociales, ya que todos los intentos anteriores por hacer conciencia pública ante el calentamiento global y el descomunal sufrimiento humano que traerá consigo no han surtido ningún efecto entre los ciudadanos y sus gobiernos, mucho menos entre las oligarquías y sus empresas trasnacionales. Dada la inminente superación del límite de 1.5°C y la indiferencia general es que se explican protestas como la sopa de
interés._ tomate lanzada al cuadro de Los girasoles de Van Gogh —y a otras obras icónicas sin dañarlas—, que llegó hasta la portada de The New York Times y se viralizó en redes sociales, a diferencia de los catastróficos informes de los especialistas climáticos que hasta hoy no han merecido mayor interes.