La instrucción: desvirtuar la marcha
Al son que les puso el Presidente durante las conferencias mañaneras, comenzaron con insultos para los que irían a marchar contra la reforma electoral. La línea para la porra en las redes era decirle “racistas, clasistas, hipócritas, corruptos, as pi racionistas” a todo aquel que quisiera marchar el domingo.
Ir a la marcha sería una provocación contra el gobierno y sus ideales de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo. Pero para los organizadores, la publicidad que les hizo el Presidente, y su porra en las redes, resultó inmejorable.
La estrategia no se detuvo. Por el contrario, creció hacia el fin de semana. Conforme el Presidente hablaba de la marcha y criticaba a los posibles asistentes, su porra se aglutinaba.
La instrucción era desvirtuar la marcha. Primero desincentivar la participación, luego tachar a los asistentes con los mismos calificativo sutilizados por el Presidente e identificar a personajes impresentables para decir que a ellos apoyaban con ir a la marcha.
“Mapaches electorales acreditados como RobertoMadr azo, Felipe Calderón llamando a la marcha de Claudio X”, escribía uno de los dela porra, re tuit ea do por cientos más.
“Si sus referentes son Vicente Fox y Elba Esther Gordillo, es muy posible que estén moralmente derrotados”, apuntaba otro.
Llegó el domingo y empezaron a compartirse fotos y videos. Algunos muy creativos abrieron Webcams Mé
¿No es un síntoma de que la transformación no cuaja?
xico y subieron las imágenes con más huecos que encontraron.
La realidad comenzó a alcanzarlos. Eran miles de personas en las calles. Efectivamente, entre ellos había políticos oportunistas, pero la mayoría eran ciudadanos ajenos a los partidos.
La instrucción ahora era decir que eran pocos participantes. La porra del Presidente vio unos 5 mil asistentes, otros hasta 10 mil. El secretario de Gobierno capitalino, Martí Batres, fungió como su fuente oficial calculando entre 10 mil y 12 mil. Alguien hizo mal las cuentas, porque el lunes el Presidente calculó que fueron unos 60 mil.
Que si se marchaba para defender a Lorenzo Córdova, que si estaban defendiendo sus privilegios, que si entre los asistentes s en otóelc las ismoy el racismo. Así siguieron intentando desvirtuarla marcha en lo público, pero¿ en lo privado les despertaría alguna reflexión ?¿ No es un síntomade que la transformación no cuaja y que la propuesta de reforma electoral es regresiva? Al parecer, no.