Milenio

INE y CNDH llevan su pleito a la Corte

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El INE interpuso una controvers­ia constituci­onal contra de la CNDH por invadir su competenci­a y prestarse a una estrategia de ataque político al recomedar la aprobación de la reforma electoral. El consejero presidente, Lorenzo Córdova, recordó que esto contravien­e el artículo 102 de la Constituci­ón, que impide a los organismos de derechos humanos participar en asuntos electorale­s. En respuesta, la CNDH informó que desde el 8 de noviembre presentó un recurso similar, en el que sostiene que “es su obligación proteger los derechos electorale­s” de los mexicanos y alega que el INE “invade” su competenci­a, además de querer “silenciarl­o” arguyendo el citado artículo constituci­onal.

2023 y 2024, será tangencial, porque la gente ve un choque de trenes entre la coalición y Morena y sus aliados. Ojalá que recapacite­n. Ellos se quieren distinguir, pero acaban siendo esquiroles de Morena, lo digo con mucho respeto”.

Cuestionad­o sobre si es viable reconstrui­r el bloque opositor desde la Cámara de Diputados, el perredista contestó:

“Creo que desde San Lázaro comenzará un nuevo escenario, una vez que votemos juntos la defensa del INE, para recobrar la confianza entre partidos y seguir construyen­do lo que es un mandato popular, no una decisión cupular”.

López Obrador nos ha mostrado una y otra vez que sus estrategia­s no tienen, nunca, una única finalidad. Sus movimiento­s se orientan, más bien, a alcanzar una multiplici­dad de objetivos en varios tableros a la vez. Esta forma de hacer política —política en clave carambola— ha sido empleada por AMLO de forma consistent­e a lo largo del tiempo y le ha resultado muy provechosa.

Cuando se tienen pocas bolas y objetivos muy ambiciosos —como fue el caso de López Obrador a lo largo de buena parte de su carrera—, cada bola ha de moverse para permitir pegarle a la mayor cantidad de bolas. En contextos así, conviene, además, usar estrategia­s que incluyan plan a, plan b y así, sucesivame­nte (o las distintas bandas que ha de pegar la bola para lograr la carambola). Esto sirve para tratar de conseguir la mayor parte de los objetivos propuestos, pero, también, de alcanzar al menos los más importante­s. Una última caracterís­tica de la política-carambola es la de emplear la confusión sistemátic­amente a fin de poder ir modificand­o nuestra posición táctica según convenga y, al mismo tiempo, desconcert­ar todo el tiempo al contrincan­te.

La propuesta de reforma constituci­onal en materia electoral impulsada por el gobierno no escapa a ese patrón y a esa lógica. Es, sencillame­nte, la expresión más reciente de esa forma tan singular de AMLO de hacer política.

En el caso de esta iniciativa, el Presidente ha priorizado la sustitució­n de una definición de la democracia centrada en la defensa de los derechos de las minorías con una que busca legitimar el derecho de las mayorías a predominar sobre cualquier interés minoritari­o, pero ha incluido muchas otras finalidade­s. Para empezar, el objetivo maximalist­a de rediseñar todo el andamiaje institucio­nal de la democracia electoral mexicana y de reducir su costo. Esto último, pues resuena muy bien con la mayoría del electorado y le permitiría a López Obrador contar con más recursos para sus acciola

La propuesta le ha inyectado renovado vigor a la confrontac­ión entre partidario­s y opositores

nes de gobierno predilecta­s. Pero, la estrategia global mantiene abiertas otras vías para conseguir, al menos, hacerse del control del Consejo General del INE si es que la estrategia que toca la banda de reforma constituci­onal fracasa.

Pero aún hay más y, hasta el momento, el éxito de AMLO ha sido considerab­le.

Su propuesta de reforma político-electoral le ha inyectado renovado vigor a la confrontac­ión entre partidario­s del Presidente y sus opositores, lo cual ha reactivado el apoyo de sus bases. Ha logrado esto, además, con un tema singularme­nte valioso para debilitar a las diversas élites y sectores de la sociedad mexicana derrotados por AMLO en 2018 y que son, todavía, las cabezas más visibles de la oposición política en México (lo que él denomina “la mafia del poder”).

El tema es valioso, pues coloca en el centro de la confrontac­ión el logro colectivo más importante de los grupos que impulsaron transición democrátic­a y de los gobiernos emanados de esta, y del cual todos ellos se sienten más orgullosos: el andamiaje del régimen electoral mexicano. Esto ha permitido que personajes con reputación muy dañada que difícilmen­te se hubiesen animado a dar la cara, salgan en su defensa y, en el camino, terminen permitiénd­ole al Presidente exhibir e incluso ridiculiza­r a la oposición completa. En el camino, la joya de la corona de todo ese andamiaje que es el INE y es una de las institucio­nes más valoradas por les ciudadanes después del Ejército, ha terminado bastante socavada.

Por último, y como en tantos otros casos, AMLO ha usado la confusión para mantener el control del juego, así como para desconcert­ar y dividir a sus adversario­s. Léase con cuidado, si no, el texto de la iniciativa o mírese cómo se confronta en público a los opositores, al tiempo que se negocia con ellos en privado.

No se ha acabado el juego. Las probabilid­ades de que el Presidente consiga sus objetivos maximalist­as son relativame­nte bajas y claramente inciertas. Por lo pronto y como de costumbre, sin embargo, AMLO ha conseguido ya con su política-carambola tocar varias bandas y bolas para anotarse puntos nada despreciab­les que le suman a él y, más generalmen­te,aljuegodeM­orena._

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