De cuento a pesadilla
Sobre el montaje, Claudia Tobo dice que está planteado como un cuento de hadas: “La iluminación transita desde lo poético, casi de cuento infantil, hacia un sitio más sórdido cuando ese amor se va desdibujando y Fernando y Margarita empiezan a hacerse tanto daño hasta casi hacerse desaparecer. La iluminación es un bello pincel que, en este caso, pinta este viaje”.