Infaltable
Brasil ha anotado su nombre entre los calificados a octavos de final, la selección de Tite está cumpliendo con los pronósticos, es una escuadra a la que siempre se le debe tener en cuenta. Aunque está pasando momentos de apuro por la ausencia de Neymar, gana con lo justo y cruza los dedos porque su jugador emblema vuelva cuanto antes.
Con lo loco que anda el Mundial, Brasil debía tener sus precauciones, porque cualquiera es capaz de sacarte un buen susto y más jugando sin Neymar, el astro brasileño que apura su recuperación del tobillo derecho, observó a sus compañeros en el hotel de concentración, y se alegró con una victoria que le quitará el estrés por apurar su regreso.
El partido de Brasil no fue nada sencillo, ante la ausencia de Ney, Tite le dio entrada a Fred para buscar mejor control en medio campo, con Richarlison (el héroe ante Serbia) como el encargado de rematar las ocasiones.
Los suizos plantearon un juego cerrado, a dejar pocos espacios, porque sabían que Brasil, pese a la baja de Ney tiene armamento suficiente para causar daño. A la Canarinha le está costando abrir los partidos. La selección de Tite toca y toca, pero sufre un mundo para descolocar defensas bien trabajadas como Serbia y Suiza.
La presión alta de los suizos, unido a un centro del campo poco creativo, que echa de menos la creatividad del 10, obligó a volcar el juego brasileño a la banda. Raphinha asumía el papel protagonista. De sus botas nació la poca magia de la que disfrutó el primer tiempo.
Un centro precioso para que Vinícius, con la espinilla, fallase un gol clamoroso, un desborde desde la banda que terminó en disparo a las manos de Sommer y
Desde el Mundial de Inglaterra 1966, la selección brasileña no ha dejado de superar la fase de grupos. varios pases verticales erráticos. No brilló el del Barcelona por su precisión, pero sí por su carácter para coger las riendas de un equipo falto de líder en ataque.
Sobre la hora
En este contexto de sopor, Suiza aprovechó la descompostura para mandar avisos que no tuvieron buen puerto. A Brasil le entraron las prisas y Tite metió a Rodrygo en lugar de Paquetá, su plan más ofensivo. El empate no era malo, pero este partido era para ganarlo y creyó encontrar el antídoto en una jugada que comenzó a trompicones en el centro del campo y que terminó con Vinícius batiendo a Sommer. La alegría fue efímera; el VAR vio un fuera de juego de Richarlison. Vuelta a empezar y menos tiempo en el cronómetro.
Brasil no era capaz de conectar con su gente de arriba, como ante Serbia, confió en que alguien agitara la lámpara mágica, y esta vez no fue Richarlison, sino Casemiro. El mediocampista combinó con Rodrygo en la frontal y sacó un disparo seco, botando y que, tras tocar ligeramente en un defensor suizo, se alejó hasta meterse junto al palo. De primeras, un golazo; de segundas, también, pero con un pelín de suerte.
No le hizo falta más a Brasil, que aseguró su segunda victoria del torneo y ya está en octavos de final. Virtualmente es también primera, solo un descalabro ante Corea del Sur se lo impedirá. Mientras vuelve Ney, los puntos son oro puro.