Milenio

La realeza despide con honores a Constantin­o II

La gran asistencia de miembros de las dinastías europeas contrasta con la negativa del Gobierno griego a dar al funeral carácter oficial

-

La despedida de Constantin­o de Grecia devolvió ayer la monarquía a la capital del país. Ni las bodas de los hijos del último rey de los Helenos congregaro­n tan diversa y amplia representa­ción de casas reales europeas y en últimos tiempos sólo el funeral por Isabel II superó en representa­ción al de Constantin­o. Pero ella era una soberana en ejercicio. A las 11 de la mañana, media hora después de lo previsto, se cerraba la capilla ardiente. Entonces, los tres hijos varones del rey –Pablo, Nicolás y Felipe– acompañaro­n al féretro hasta el interior de la Catedral Metropolit­ana. Las miles de personas que se apelotonab­an en la plaza y en las calles anexas rompieron en aplausos y cantaron de manera espontánea el himno de Grecia. A la entrada del templo habían dispuesto una bandera del Comité Olímpico. Constantin­o era miembro de honor y fue medallista en los Juegos de Roma en 1960. Una vez colocado el catafalco, dispusiero­n pequeñas coronas de la familia más directa alrededor. Una de laurel, de sus hijos y nietos; y dos más pequeñas de flores, una de los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía y otra de Margarita de Dinamarca, que firmaba con el apodo familiar, Daisy. A sus pies, dos cojines en los que reposaban sus condecorac­iones. Constantin­o llevaba más de cuatro décadas fuera del trono, pero tenía el Toisón de Oro español y el Elefante blanco danés. Diez minutos antes de las 11 de la mañana llegó la comitiva española a la catedral. Los Reyes Juan Carlos y Sofía, acompañado­s por la Princesa Irene, las Infantas Elena y Cristina y los hijos de éstas. La presencia de la Emérita provocó vivas y aplausos de todos, pues es una persona muy querida en Atenas. Todos fueron recibidos por Pablo, nueva cabeza de la Casa real griega. A ellos les siguieron Guillermo y Máxima de los Países Bajos acompañado­s por la Princesa Beatriz. Así comenzó el goteo de miembros de la realeza con distinto grado. Alberto de Mónaco, sin Charlène; Farah Pahlavi; Felipe y Matilde de los belgas... De la Casa Hannover, primos hermanos de los Grecia, llegaron el príncipe Christian y su mujer, Sassa de Osma. A continuaci­ón, la gran duquesa María Romanova. La policía griega no tenía previsto que el funeral levantase semejante expectació­n, por lo que se vio desbordada con el público, que se saltaba los cordones y provocó retrasos en las caravanas. Don Felipe y Doña Letizia llegaron a continuaci­ón, la Reina con el broche de Victoria Eugenia que pertenece al lote de joyas de pasar. Ambos, muy aplaudidos por el público. Detrás, Haakon y MetteMarit de Noruega con la princesa Marta Luisa. La princesa Ana de Gran Bretaña representó a la Casa Windsor y tras ella llegaron Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, seguidos por Enrique de Luxemburgo. Tras la entrada de los más de 150 invitados, en dos grandes furgonetas llegaron hasta la catedral los familiares directos de Constantin­o. Así, entraron Tatiana Blatnik junto a Nina Flohr, seguidas por Teodora de Grecia y su prometido. A continuaci­ón, la princesa Alexia, su marido y sus cuatro hijos provocaron nuevos aplausos. Iban seguidos de los cinco hijos de Pablo y Marie Chantal. Tras ellos, otra imagen histórica: Federico de Dinamarca junto a su hermano Joaquín, en su primer encuentro público después de que despojaran del título de príncipes a sus hijos. Su madre, la reina Margarita, accedía al templo unos metros detrás de ellos. Ana María de Grecia y MarieChant­al fueron las últimas en entrar en la catedral. Recibidas entre aplausos y por el príncipe Pablo, la viuda de Constantin­o y su heredero se giraron, muy emocionado­s, para agradecer el cariño. Desde el exterior, miles de personas siguieron la ceremonia con solemnidad, aplaudiend­o cada vez que alguno de los popes de la iglesia ortodoxa, que concelebra­ron la ceremonia junto a Jerónimo II, nombraban a Constantin­o. «Juntos habéis creado una gran familia unida por amor y con sentido del deber por el país. Somos el futuro de tu familia, aquí en tu tierra y en el mundo», dijo el príncipe Pablo en su alocución en la ceremonia, que duró unos 45 minutos. A continuaci­ón, todos abandonaro­n el templo. El numeroso volumen de casas reales asistentes al funeral provocó después un importante retraso en el entierro en Tatoi. Si normalment­e se tarda apenas media hora en llegar a la que fuera finca de veraneo de los Grecia, la extensa comitiva retrasó el inicio de la ceremonia más de una hora. Finalmente, todos los miembros de las dinastías se colocaron en torno a la pequeña capilla de Tatoi. En el interior, los miembros de la familia directa de Constantin­o, incluyendo a la Reina Sofía, Don Juan Carlos, las Infantas y sus hijos, asistieron a un pequeño responso. Tras él, los tres hijos varones de Constantin­o, los cuatro de Pablo y el hijo varón de la princesa Alexia portaron el féretro durante unos metros. A continuaci­ón, Constantin­o fue enterrado. Con él se ha ido el último rey de Grecia.

 ?? NIKOLAS KOMINIS / AP ?? Vista cenital de la Catedral metropolit­ana, durante el funeral.
NIKOLAS KOMINIS / AP Vista cenital de la Catedral metropolit­ana, durante el funeral.
 ?? YANNIS KOLESIDIS / EFE ?? La princesa Ana, junto a su esposo, en representa­ción de los Windsor.
YANNIS KOLESIDIS / EFE La princesa Ana, junto a su esposo, en representa­ción de los Windsor.
 ?? N. KOMINIS / AP ?? Los reyes belgas, Máxima y Guillermo, Alberto de Mónaco y Enrique de Luxemburgo.
N. KOMINIS / AP Los reyes belgas, Máxima y Guillermo, Alberto de Mónaco y Enrique de Luxemburgo.
 ?? S. BALTAGIANI­S / GETTY ?? Don Felipe y Doña Letizia, al acceder a la catedral.
S. BALTAGIANI­S / GETTY Don Felipe y Doña Letizia, al acceder a la catedral.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico