Milenio

Entre más alto volamos, Mariana

- ROBERTA GARZA

Más épicas que las historias de éxito son las de fracaso, las de esos ícaros que caen envueltos en bolas de fuego en cadena nacional. Y pocas veces hemos visto desplomars­e a nadie tan espectacul­armente como a Samuel García.

Pocos le apostaban a García cuando, en 2021, arrancó hacia la gubernatur­a en un lejano cuarto lugar. El apoyo de su popular esposa en redes sociales, el hartazgo con el estatus quo político y su facilidad para placearse en los ruedos le alcanzó para ganar, pero el hubris le devoró el futuro: el haber logrado que Elon Musk prometiera invertir allí, y sus efectivas zalamerías para ablandar a un López Obrador a quien al inicio amenazó con romper el pacto fiscal, lo hizo sentirse invencible.

Y entonces llegó el canto de las sirenas: López necesitaba de alguien que desbancara a Xóchitl Gálvez ante las clases medias que no gustan de la trova cubana rancia, y el empresaria­do que no come tamales de chipilín, y le apostó al norteño para dividir el voto opositor y apuntalar a su regenta. Ganar no era opción: salirse del guión de patiño designado le traería la ira de un presidente que no tiene empacho alguno en usar el poder para zanjar rencores personales y, por eso, antes de lanzarse, tenía que amarrar dos cosas: la posibilida­d de regresar a la gubernatur­a y seguir controland­o los recursos estatales mientras durara su aventura electoral. Para ambas necesitaba de interino a un incondicio­nal. Su incapacida­d de dialogar con el congreso, en particular desde el turbio manejo del asesinato de Debanhi, le crearon la tormenta perfecta: ante la negativa de los diputados de que impusiera por la libre a un sucesor a modo, fallo refrendado luego tanto por los tribunales electorale­s como por la Suprema Corte, García amenazó con lanzar a la policía contra el legislativ­o, enviando porros enmascarad­os y con bombas de humo a la sesión donde nombrarían a su remplazo.

El colmo fue que, luego de semanas de lanzarle boñiga a los abanicos, y a pesar de que los reventador­es fueron plenamente identifica­dos como operadores de MC — incluyendo a su propio jefe de campaña—, García acusó que el zafarranch­o fue obra del prian, y afirmó que, aunque en apenas diez días él volteó a México de cabeza y desbancó a Xóchitl del segundo lugar, había decidido detener su imparable triunfo para no dejar en esas manos al terruño que había jurado defender de ellas. Plop, como Condorito.

Hoy, gracias a la nueva forma de hacer política de Samuel García, Nuevo León amaneció con un gobernador interino legalmente nombrado por el congreso, al cual el gobernador con licencia — pero ya sin candidatur­a— se negaba a reconocer, con todo y que no puede regresar al cargo que botó sin la venia de ese mismo congreso. Al atardecer, los de la vieja política, en aras de la gobernabil­idad, decidieron que quien traicionó a Nuevo

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León para hacerle a López Obrador su jueguito sucio se reintegre al puesto antes de que la sangre de la autocracia llegue al río.

Todo indica que ese Ken de rancho que compraron mis paisanos le va a salir muy caro no sólo a Nuevo León, sino al país entero.

@robertayqu­e

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