«ESTA LEY CONVIERTE EL ‘PROCÉS’ EN UN ACTO DEMOCRÁTICO»
Pregunta. La última vez que lo entrevisté, en mayo del 2021, el Gobierno de su partido no había indultado a los condenados del ni abaratado el Código Penal ni registrado la amnistía. Si en dos años vuelvo a entrevistarle, ¿qué España imagina que tendremos?
Respuesta. Hombre, yo espero que las aguas se calmen. La contestación a estos desafíos institucionales es tan fuerte que se tendrá que dar marcha atrás. Los jueces, los abogados, los inspectores de Trabajo y de Hacienda, el poder autonómico y municipal que ahora está claramente de parte del PP, lo que pueda venir de Europa, los periódicos nacionales y extranjeros coinciden en señalar una degradación de la calidad de la democracia. El Poder Judicial y el Supremo revocan nombramientos por inválidos. Esto tiene que amainar, porque si no amaina vamos camino del Caribe.
P. Vamos a celebrar los 45 años de la Constitución. Muchos analistas afirman que el procedimiento de modificación ya ha sido burlado por la vía de hecho. ¿Coincide con este diagnóstico?
R. Ha habido algunos intentos muy claros pero afortunadamente se han parado a tiempo. Cuando se hicieron los estatutos llamados de segunda generación introdujeron elementos como el mandato legislativo, por el cual el poder estatuyente derivaba en poder constituyente, y eso roza la letra de la Constitución. También se intentó que el artículo 150, párrafo segundo, que permite la traslación de competencias del Estado a las comunidades fuera efectivo con solo mencionarlo en el Estatuto, lo cual no tiene sentido. Y luego está el famoso blindaje de las competencias autonómicas, que va en contra de la propia Constitución. En cuanto a las declaraciones políticas sobre realidades nacionales, se confunde la nación política o jurídica con la nación cultural o identitaria: esta segunda no tiene derecho a Estado porque autonomía no es soberanía, como ha sentenciado con claridad varias veces el Tribunal Constitucional. En realidad los nacionalistas están jugando a deteriorar el marco legal porque lo que ellos quieren es otra Constitución. Y eso hoy no es posible porque
P. El Gobierno insiste en que la amnistía es constitucional porque no está expresamente prohibida. Usted estuvo allí, en la redacción. ¿Ve posible que este Tribunal Constitucional, sobre el que pesan fundadas sospechas de politización partidista, termine encontrando encaje legal a la amnistía? R. Antes de la disquisición jurídica sobre el encaje constitucional de la amnistía hay que preguntarse si la afortunadamente los procedimientos de reforma constitucional son muy rígidos. Si bastara la mayoría absoluta para cambiarla, hoy no quedaría nada de la Constitución. Pero además la reforma es rígida porque no existen cláusulas de intangibilidad sobre temas básicos, como sucede en otras constituciones.
P. Su aparición junto a Felipe en el Ateneo presentando su libro volvió a abrir los telediarios. No estaban ustedes dos tan alineados desde los 80. Lo que pasa es que lo están contra el PSOE actual…
R. No hay un nuevo PSOE, hay otro PSOE. No es una evolución: es otra merecen. Unos señores que dieron un golpe de Estado, que declararon la república catalana escindiéndola del conjunto y que dicen que lo volverán a hacer… ¿merecen una amnistía? Rotundamente no. Las amnistías son propias de cambios de régimen de dictadura a democracia por una razón: porque se entiende que las leyes dictatoriales no son legítimas y por tanto tampoco lo son los procesamientos penales. Pero esta amnistía convierte el en un acto democrático. Yo no conozco a Cándido Conde-Pumpido. Pero tengo que decir que le tengo mucho respeto al Tribunal Constitucional, porque es la última llave; si me falla la última llave estoy perdido. El náufrago solo tiene un cable: si le falla, se ahoga. Por eso yo siempre espero que el Tribunal Constitucional se va a comportar como debe. El órgano no tiene que caer en la tentación de legislar o de dar consejos al legislador. Solo tiene que decidir si el texto pasa o no pasa el criterio que separa lo que es constitucional de lo que no lo es. cosa, con otros criterios. Yo estoy defendiendo ahora mismo lo que defendía el PSOE e incluso el Gobierno en su único documento oficial sobre la amnistía, cuando el entonces ministro de Justicia estableció con toda claridad que el indulto sí cabe en la Constitución y la amnistía no. Así que otros son los que han cambiado.
P. Como coautor decisivo del texto constitucional, ¿se arrepiente de no haber sido más claro en la redacción del título octavo? ¿Introduciría ahora cambios en la redacción del articulado vistas las consecuencias posteriores?
R. Vamos a ver. Si ahora me dan la Constitución para que la reforme, yo cambio 90 artículos. ¿Pero de qué vale si el resto de partidos no lo aceptan? El texto no nos satisfacía plenamente, pero es que uno tiraba para un lado y el de más allá para el otro. ¿Qué es el consenso? Es la lista de las renuncias que tuvimos que hacer todos. Renunciando cada cual a una parte de sus postulados podemos convivir todos, y eso ha durado 45 años. España ha tenido constituciones en 1812, en 1834, en 1837, en 1845, en 1856, en 1869, en 1873, en 1876, en 1931… La vida media de cada régimen era de seis años. Eso es lo que nosotros queríamos romper, y lo conseguimos. Y los que quedan, porque a ver quién modifica la de 1978 sin el PSOE y el PP. Por eso cuando el ministro Bolaños asegura que no se va a cambiar el quórum necesario para modificar las mayorías que eligen el Poder Judicial, yo digo: ¡pero si eso está fijado en la Constitución! ¡Si es que no lo puede cambiar!
P. Carles Puigdemont opina que el artículo 92 ampara su pretensión de consulta.
R. Ese artículo ampara un referéndum consultivo a todos los españoles, no a una parte. Y por cierto, podríamos llevarnos una sorpresa: que ganara el no en Cataluña y creciera el sí en otras partes de España, hartas de los nacionalistas. ¿Por qué yo no me paso al «que se vayan»? Porque no quiero que vivan en un gueto los catalanes no nacionalistas: se verían espectáculos de los años 30. En cuanto al derecho de autodeterminación a través de referéndum, hubo una enmienda durante el proceso constituyente que se rechazó. Y por cierto, la rechazó el ponente del nacionalismo catalán, señor Trias Fargas, en un discurso solemne e impecable. Ahora han traicionado ese discurso, y es verdad que nosotros debíamos haber pensado en el 31 y en el 34, cuando ya traicionaron a la República. Pero la verdad es que teníamos tantas ganas de que esta vez saliera adelante, y de que saliera con el concurso de aquellos que nunca habían estado comprometidos en la construcción del Estado, que aceptamos cosas que hoy no aceptaríamos. Por ejemplo la disposición adicional primera sobre los derechos forales: hoy no lo haríamos. Pero ya Agustín Argüelles legitimó el foralismo en 1812 para justificar la importación de las ideas de la Revolución francesa, como si los derechos históricos fueran un precedente válido para el régimen liberal, una argucia bienintencionada que luego ha dado muchos problemas.
P. El número 3 del PSOE acaba de reunirse en Ginebra con Puigdemont para verificar su hoja de ruta conjunta ante un «acompañante» salvadoreño. Santos Cerdán lo llama «reunión de trabajo». ¿Cómo lo llama usted?
R. ¿Yo? Conspiración contra la Constitución. Es muy grave negociar la cesión del 100% de los impuestos, y más grave aún hablar de un calendario para el referéndum. Pero aún más grave es el hecho de que la gobernación de España tenga lugar en Suiza entre un delincuente y un representante del PSOE, ambos vigilados por un árbitro que decide sobre cómo se gobierna nuestro país. Su identidad es lo de menos, incluso el contenido: el hecho de la reunión es el escándalo. Les da todo igual. Su insensibilidad democrática es total. No saben lo que es el espíritu de una nación.
P. Usted siempre ha cuestionado las primarias. ¿Pero es posible regresar de ese modelo?
R. Es que lo que hay hoy es un plebiscito, no unas primarias reales como son las americanas. El PSOE tenía verdaderas primarias antes: elegíamos los delegados al congreso y el congreso nombraba al candidato. Ahora tenemos un modelo plebiscitario donde solo se elige al líder: inexorablemente eso lleva al cesarismo.
P. Los oficialistas lo acusan a usted