La serenidad está a la baja
Siempre hay lugar en la Liguilla para una sorpresa. Fue el Atlético San Luis el que la protagonizó al echar en la primera ronda al poderoso Monterrey. Es natural que tras esta eliminación muchos aficionados de los Rayados pidan cambios drásticos: que despidan al entrenador Fernando Ortiz, que se registren también cambios de jugadores que no han rendido lo que de ellos se espera. Y en eso andan y andarán en los próximos días.
La realidad es que la Liga Mx ha desarrollado un cuadro de muchas mayores exigencias. La serenidad no es muy compatible con el interesado cuadro de estrés que domina los distintos escenarios en donde se desarrolla este deporte-espectáculo.
Al periodismo deportivo, cada vez más estridentemente actuado, le conviene mostrarse exagerado e intolerante. Con ello generan mayores audiencias y eso es lo suyo… Al nivel de los propietarios y directivos de equipos, aunque parezca contradictorio, si no se arman equipos exitosos y campeones, lo que conviene es agitar el mercado de transferencias pues el dinero se reparte por muchos lados.
Y lo más grave: estoy casi seguro que a la gente, a la enorme masa de aficionados de uno u otro equipo, les termina gustando también, si su equipo no gana, que vengan cambios, que haya salidas e ingresos. Con eso se mantienen expectativas y se renuevan esperanzas.
No hay pues mucho espacio para convocar a la cordura. Esta condición, que normalmente es virtuosa, en el futbol es casi denunciable pues aburre y empobrece.
Eso sí, tras las horas de dolor, frustración y enojo, lo que viene es la dura realidad que determina los alcances reales que cada dueño de equipo tiene para revolucionar sus proyectos.
Casi todos, aunque aquí el Cruz Azul sí es campeón, terminan enredándose en rumores, en un manoseo irresponsable de nombres como posibles refuerzos. Sus arcas no les alcanzan para casi nada, pero se deleitan soñando e ilusionando en un muy mal plan a quienes siguen sus colores.
Al periodismo deportivo le conviene mostrarse exagerado e intolerante