Saldos de la tregua
Hoy son dos meses desde el ataque de Hamás en octubre; han pasado unos días después del fin de la tregua en Gaza, rehenes aún se encuentran en poder de sus captores, la devastación es absoluta. Miles de niños palestinos murieron bajo los bombardeos y todavía se replican los argumentos iniciales a pesar del costo humano.
Ni la sangre o la desesperación han permitido rechazar la ruta que dirige a la destrucción. Volvimos a ver matar sin problemas de consciencia.
Guterres invocó un artículo que llama al Consejo de Seguridad sobre una amenaza a la paz internacional. Israel respondió con su enojó acostumbrado hacia Naciones Unidas.
Justificar el asesinato de civiles pide convertirlos en colaterales soportables cuyo sufrimiento es válido. Eso hizo Hamás y hace Netanyahu. Eso replican quienes no ven irreparables.
El gobierno israelí insiste en mostrarse ajeno a la presión. Netanyahu exhibe su reticencia histórica a un Estado palestino. Declaró que Abás no gobernará Gaza mientras siga siendo primer ministro. Tampoco lo hace efectivamente en Cisjordania, pero su simbolismo mantiene cierta interlocución en medio del caos.
Lecturas en código árabe de la Casa Blanca no sólo reclaman su tolerancia. Con la resistencia de sectores estadounidenses a la incursión, anticipan con terror la posible ascensión de Trump por su relación con los liderazgos israelíes.
Si los muertos en la franja no son suficientes para quienes legitiman las formas de la operación, una dosis de pragmatismo político haría entender la urgencia de detener los bombardeos para contener el apoyo a Hamás.
La ceguera con causa ignora la violencia sexual contra las rehenes; Israel no puede continuar la operación y asegurar su vida. Con la entrada al sur de Gaza, Hamás abraza razones para no entregarlos.
Se autorizó una marcha de la extrema derecha israelí en el Monte del Templo, ahí donde está la mezquita de al-Aqsa y el Domo de la Roca. Se va perdiendo el temor a reincorporar otra dinámica. Debimos haber aprendido que un conflicto político y territorial, incluso después del 7 de octubre, tiene mayores márgenes de solución que uno con implicaciones religiosas.
Los aires del radicalismo flotan cuando solo éstos importan.
Netanyahu declaró que Abás no gobernará Gaza mientras siga siendo primer ministro