Chambas ingratas
Hace meses se mencionaba aquí el ingrato trabajo que tenía Marcelo Ebrard, entonces titular de Relaciones Exteriores, quien debía sortear las posiciones del Presidente, a menudo en contrasentido a las oficiales de la cancillería, justo como sucede ahora con Alicia Bárcena en el tema del conflicto en Gaza. El silencio y la evasión fueron por algún tiempo las constantes en aras de no profundizar más los desatinos desde Palacio y al mismo tiempo no contradecir al jefe.
Ya en el terreno electoral la trama se dificulta, porque como todos los siervos que responden a Palacio Nacional tienen que atenerse a los dictados desde la mañanera, la estrategia se desbarata cuando algún hecho en curso requiere la reacción de las figuras de Morena y no saben exactamente cómo reaccionar, lo que deriva en eso que las redes llaman con humor “las maromas”.
Estos días dos sucesos pusieron a prueba a los principales alfiles presidenciales, primero por el asesinato de seis jóvenes universitarios en Celaya, crimen que el mandatario se apuró a desentrañar como un tema de “consumo de droga”, y después con la aprehensión del columnista Alfredo Jalife-Rahme, derivada de una denuncia por difamación de Tatiana Clouthier, ex colaboradora de AMLO y hoy asesora de Claudia Sheinbaum.
Sheinbaum quiso matizar sobre Celaya, pero acabó entrampada
Siguiendo la corriente dictada, Sheinbaum quiso matizar sobre Celaya, pero acabó entrampada: “Es una tragedia que jóvenes sean asesinados, todos estamos de acuerdo en que no debe seguir ocurriendo, tenemos que seguir trabajando para que no ocurra y menos por un asunto de adquisición de drogas”. Es decir, compró la versión de la doble criminalización.
Sobre Jalife-Rahme la precandidata fue más cauta, generalizando para su fortuna, porque el Presidente dio línea hasta el siguiente día, revelando que estuvo pendiente de la situación del articulista, saludando su liberación y reprobando la denuncia interpuesta por Clouthier, quien fue una de sus principales promotoras en el triunfo de 2018. Mario Delgado, en cambio, se fue de
_ largo expresando solidaridad con Tatiana, caray, qué podía fallar, ella tan cercana a los suyos, sin sospechar que unas horas después el jefe iba a jalar en sentido contrario. Vaya ingratitud de algunas chambas.