Milenio

Chambas ingratas

- ALFREDO CAMPOS VILLEDA @acvilleda

Hace meses se mencionaba aquí el ingrato trabajo que tenía Marcelo Ebrard, entonces titular de Relaciones Exteriores, quien debía sortear las posiciones del Presidente, a menudo en contrasent­ido a las oficiales de la cancillerí­a, justo como sucede ahora con Alicia Bárcena en el tema del conflicto en Gaza. El silencio y la evasión fueron por algún tiempo las constantes en aras de no profundiza­r más los desatinos desde Palacio y al mismo tiempo no contradeci­r al jefe.

Ya en el terreno electoral la trama se dificulta, porque como todos los siervos que responden a Palacio Nacional tienen que atenerse a los dictados desde la mañanera, la estrategia se desbarata cuando algún hecho en curso requiere la reacción de las figuras de Morena y no saben exactament­e cómo reaccionar, lo que deriva en eso que las redes llaman con humor “las maromas”.

Estos días dos sucesos pusieron a prueba a los principale­s alfiles presidenci­ales, primero por el asesinato de seis jóvenes universita­rios en Celaya, crimen que el mandatario se apuró a desentraña­r como un tema de “consumo de droga”, y después con la aprehensió­n del columnista Alfredo Jalife-Rahme, derivada de una denuncia por difamación de Tatiana Clouthier, ex colaborado­ra de AMLO y hoy asesora de Claudia Sheinbaum.

Sheinbaum quiso matizar sobre Celaya, pero acabó entrampada

Siguiendo la corriente dictada, Sheinbaum quiso matizar sobre Celaya, pero acabó entrampada: “Es una tragedia que jóvenes sean asesinados, todos estamos de acuerdo en que no debe seguir ocurriendo, tenemos que seguir trabajando para que no ocurra y menos por un asunto de adquisició­n de drogas”. Es decir, compró la versión de la doble criminaliz­ación.

Sobre Jalife-Rahme la precandida­ta fue más cauta, generaliza­ndo para su fortuna, porque el Presidente dio línea hasta el siguiente día, revelando que estuvo pendiente de la situación del articulist­a, saludando su liberación y reprobando la denuncia interpuest­a por Clouthier, quien fue una de sus principale­s promotoras en el triunfo de 2018. Mario Delgado, en cambio, se fue de

_ largo expresando solidarida­d con Tatiana, caray, qué podía fallar, ella tan cercana a los suyos, sin sospechar que unas horas después el jefe iba a jalar en sentido contrario. Vaya ingratitud de algunas chambas.

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