Milenio

AMLO se cree y oficializa chismes

- CARLOS MARÍN cmarin@milenio.com @CarlosMari­n_soy

Una caracterís­tica de lo menos loable del presidente López Obrador es que no solo da crédito a chismes no confirmado­s, sino además los propala y les otorga una reprobable carta de cierta “legitimaci­ón”.

Le sucedió antier con una de las más desafortun­adas afirmacion­es que ha proferido:

“Estos muchachos que asesinaron hace dos días en Guanajuato fue por el consumo, porque le fueron a comprar a alguien que estaba vendiendo droga en un territorio que pertenecía a otra banda…”.

De ser verdad tan insensible y categórico aserto, no es el presidente de la República quien debiera decirlo sino, en todo caso (y hasta que se agoten las investigac­iones), el Ministerio Público guanajuate­nse.

En solo 23 palabras, AMLO cometió la descomunal imprudenci­a de: a) criminaliz­ar a las víctimas; b) revictimiz­ar y ofender a los deudos; c) asumir que el “territorio” a que se refiere no pertenece a México, y

d) que los jóvenes formaban parte de una “banda” contraria a la que los mató.

Y lo peor de la pifia presidenci­al es que, por la manera como fue articulada, no faltará quien deduzca que los jóvenes, por drogadicto­s, recibieron su merecido.

Lo aseverado por el mandatario, sin embargo, no lo inventó López Obrador, quien al menos aportó informació­n sobre el origen del chisme:

“Ayer estuvo aquí el gobernador hablando con la secretaria de Seguridad Pública. Lo que sucedió es que jóvenes estudiante­s, incluso de medicina, fueron a una fiesta a Querétaro y de regreso pasaron creo que a Juriquilla y luego a Villagrán. Y en algún lugar de estos pasaron —esto es todavía hipotético, todavía no se tiene toda la investigac­ión, se está investigan­do—, pasaron a algún lugar, supuestame­nte para la adquisició­n de droga, y ahí los asesinaron…”.

Así precisamen­te se gestó el chisme y se puede inferir lo que sucedió:

El gobernador Diego Sinhue Rodríguez platicó en privado con la secretaria Rosa Icela Rodríguez y segurament­e abordaron las diversas líneas de investigac­ión que estaban ya explorándo­se, una de ellas lógica, la de la probable compra de drogas.

El propio AMLO dice que se trata de una hipótesis, porque “no se tiene toda la investigac­ión, se está investigan­do…”.

Si es una indagación en curso, ¿por qué lo primero que hizo fue dar por hecho que los muchachos pretendier­on comprar drogas?

Lo de creerse chismes es en el Presidente un problema crónico.

Ayer sucedió lo mismo con su insistenci­a en una falacia que viene repitiendo.

“Celebré que la presidenta (de la Suprema Corte), la señora licenciada Piña, haya tomado la iniciativa de informarno­s que podían utilizarse esos recursos para los damnificad­os de Acapulco, lo celebré…”.

Eso jamás ocurrió, pero hasta le atribuyó palabras que la ministra nunca escribió:

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“Creo que ella pensó que era un momento de decir (…). ‘Estoy de acuerdo y que se etiquete para que se ayude a los damnificad­os de Acapulco’”.

De no ser que esta patraña fuera invención de la consejera jurídica que por fortuna no será ministra de la Corte, no tengo idea de dónde la sacó...

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