Haciéndose tarde
Se me hizo tarde para agradecer en persona al autor de la novela titulada Se está haciendo tarde (final en laguna), escrita en pedazos de papel de estraza donde familiares del autor envolvían tortas y bocadillos como intento de paliar las hambres de un escritor preso tras las rejas de una cárcel siniestra. Se me hizo tarde para intentar una escapada a Cuautla en el estado de Morelos, conocer a la bella Margarita Bermúdez y convivir una vez más en sonrisas con sus tres hijos y los nietos y absolutamente todas las letras que salieron de su pluma con inmensa gratitud de lector. Es una deuda generacional y generalizada, no sólo por legiones de lectores sino por coetáneos y un hilo largo de generaciones que supimos viajar en colores, soltar amarras, alargar fleco y greña, bailar hasta marearse y todo ritmo y vaivén que emanó de eso que llamaban rock 'n' roll filtrándose desde las partituras clonadas de grandes éxitos en inglés que se cantan hasta el día de hoy en español con la misma curvatura dulce de un delirio.
Hablo de José Agustín memorizado sin apellidos, envidiado hasta en el ligue de Angélica María, probado explorador de la prosa en varios géneros, la experimentación verbal mucho más allá de la simple ocurrencia y esa suerte de erudición alivianada que no necesitaba fardarse en citas para que todo lector supiera a través de sus párrafos que estamos ante un lector descomunal que recorrió con disciplina callada muchísimas leguas de lectura de los clásicos, de los empastados, de los consagrados en cánones que se tambaleaban con el repiqueteo taquicardia de novelas como redoble de batería, requinto eléctrico y vámonos de pinta.
Se me hizo tarde proponer e intentar orquestar hace unos años un libro que debería titularse De frente, donde pretendía reunir 50 textos de 50 autores y escritoras de varias generaciones donde pudiéramos decile de frente al autor de la novela De perfil, que le debemos
chingón._ mucho más que la savia contagiosa y las sílabas liberadoras de un despertar en tinta y papel, sino decirle directamente a la cara: José Agustín, eres un