Asesino en las alturas
David Kozak, de 24 años, era un estudiante destacado de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Carolina de Praga. En mayo de 2023, el Instituto Polaco de Praga le otorgó el Premio Marian Szyjkowski por su tesis de licenciatura.
Pese a todo, la personalidad de Kozak era opaca, gris; al grado de que el profesor Václav Hořčička, director del Instituto de Historia Mundial de la mencionada facultad, no lo recordaba. “Él (Kozak) no fue mi alumno, tal vez ni siquiera lo conocí. Y si es así, fue solo fugazmente”, señaló el académico.
El pasado 21 de diciembre parecía que el itinerario académico del estudiante mantendría su inercia, pues estaba programada su asistencia a una conferencia a celebrarse en la calle Celetná. Sin embargo,
algo sucedió en la cabeza de Kozak y la realidad de la República Checa sufrió una herida profunda.
Antes de salir de casa, David Kozak asesinó a su padre, un hombre que poseía legalmente varias armas. No resulta descabellado especular que el joven tomó del arsenal doméstico un rifle de cañón largo con mira telescópica.
La conferencia quedó en el olvido y el joven armado se dirigió a su universidad, donde subió hasta el cuarto piso. “Lo vi entrar por la puerta, yo ya me iba. Nos cruzamos”, indicó un condiscípulo.
Cerca de las dos de la tarde, Kozak comenzó su carnicería. Los testigos vieron al joven en un balcón, donde disparaba en todas direcciones, incluso al puente Mánes, sobre el río Moldava.
A las 15:20 horas, policía encontró muerto a Kozak. Se suicidó con su propia arma, dejando tras de él 15 personas muertas y al menos 25 heridas.
A diferencia de los asesino seriales, que son ADN puro, es decir, ninguno se parece a otro en su forma de matar, los homicidas masivos parecen seguir al pie de la letra un guion: el que dejó Charles Whitman, quien, parapetado en la torre de la Universidad de Austin, Texas, mató a 15 personas e hirió a 32 el 1 de agosto de 1966.
Whitman no mató a su padre antes de dirigirse a cumplir su
descanso._ misión. No, él acabó con la vida de su madre y de su esposa, para que no se avergonzaran de lo que él planeaba hacer.
Tampoco, el ex marine Whitman se suicidó: murió acribillado por el policía Ramiro Martínez, que ese día gozaba de su día de
No es descabellado especular que el joven tomó un rifle del arsenal doméstico