Milenio

Peso Pluma y Viña del Mar

- ALFREDO CAMPOS VILLEDA @acvilleda

Si un género dominó la escena musical de los setenta y ochenta en Estados Unidos fue el heavy metal. Sí, había música disco, pop, reggae, progresivo y más, pero desde que Black Sabbath publica Paranoid hasta que irrumpe el grunge a principios de los noventa nada tuvo más influencia y penetració­n.

Los temas tenían que ver con el mal, seres diabólicos, hechiceros, surrealism­o, la noche, la velocidad, los vampiros, los lobos, la violación a la ley y el misterio, sin olvidar nunca alguna balada endulzada. “Do your demons/Do they ever let you go?”, se pregunta Ronnie James Dio, el cantante más poderoso de una generación que no daba tregua a incursione­s de otro orden, como lo intentaron los de Europe con su rola “Final Countdown”.

Aunque sobreviven grupos de aquella época, vinieron nuevos géneros y hasta hoy resulta imposible siquiera insinuar que dos décadas de heavy metal hayan endemoniad­o a una sociedad, porque más bien esa búsqueda de temáticas y ritmos parte de la propia comunidad, de las juventudes que irrumpen con nuevas tendencias, antes que convertirs­e en zombis ateos por escuchar a Iron Maiden.

Esta evocación a aquellos años tiene que ver con el intento de bajar a Peso Pluma del Festival de Viña del Mar de Chile por considerar que sus letras

Si algo faltara, eche un ojo a la oferta de Netflix sobre el narco

“rompen el pacto social mínimo”, en palabras de un columnista que escalaron en la discusión internacio­nal.

Es decir, hay gente que cree que si un chico canta un narcocorri­do sus jóvenes oyentes saldrán ipso facto a la calle a ofrecerse como dealers con la esperanza de ser de un día para otro Scarface. Aunque abucheados la primera vez, los Tigres del Norte estuvieron en aquel festival y no se sabe de nadie que haya alegado que se hizo adicto o traficante por escuchar en vivo “Camelia la Texana”.

Peor aún: si las letras de los narcocorri­dos son apologías a criminales, pero también fotografía­s de la época en curso, ¿por qué Viña del Mar y demás encuentros de música siguen invitando a los reguetoner­os,

_ cuya temática no es otra que la degradació­n de la mujer? Escuche usted a Maluma, Daddy Yankee, Cartel de Santa… Y si algo faltara, eche un ojo a la oferta de Netflix sobre el narco. El misterio de la hipocresía.

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