Peso Pluma y Viña del Mar
Si un género dominó la escena musical de los setenta y ochenta en Estados Unidos fue el heavy metal. Sí, había música disco, pop, reggae, progresivo y más, pero desde que Black Sabbath publica Paranoid hasta que irrumpe el grunge a principios de los noventa nada tuvo más influencia y penetración.
Los temas tenían que ver con el mal, seres diabólicos, hechiceros, surrealismo, la noche, la velocidad, los vampiros, los lobos, la violación a la ley y el misterio, sin olvidar nunca alguna balada endulzada. “Do your demons/Do they ever let you go?”, se pregunta Ronnie James Dio, el cantante más poderoso de una generación que no daba tregua a incursiones de otro orden, como lo intentaron los de Europe con su rola “Final Countdown”.
Aunque sobreviven grupos de aquella época, vinieron nuevos géneros y hasta hoy resulta imposible siquiera insinuar que dos décadas de heavy metal hayan endemoniado a una sociedad, porque más bien esa búsqueda de temáticas y ritmos parte de la propia comunidad, de las juventudes que irrumpen con nuevas tendencias, antes que convertirse en zombis ateos por escuchar a Iron Maiden.
Esta evocación a aquellos años tiene que ver con el intento de bajar a Peso Pluma del Festival de Viña del Mar de Chile por considerar que sus letras
Si algo faltara, eche un ojo a la oferta de Netflix sobre el narco
“rompen el pacto social mínimo”, en palabras de un columnista que escalaron en la discusión internacional.
Es decir, hay gente que cree que si un chico canta un narcocorrido sus jóvenes oyentes saldrán ipso facto a la calle a ofrecerse como dealers con la esperanza de ser de un día para otro Scarface. Aunque abucheados la primera vez, los Tigres del Norte estuvieron en aquel festival y no se sabe de nadie que haya alegado que se hizo adicto o traficante por escuchar en vivo “Camelia la Texana”.
Peor aún: si las letras de los narcocorridos son apologías a criminales, pero también fotografías de la época en curso, ¿por qué Viña del Mar y demás encuentros de música siguen invitando a los reguetoneros,
_ cuya temática no es otra que la degradación de la mujer? Escuche usted a Maluma, Daddy Yankee, Cartel de Santa… Y si algo faltara, eche un ojo a la oferta de Netflix sobre el narco. El misterio de la hipocresía.