Reto 2024 (2)
E ste ha sido un inicio de año tan acelerado como contundente y confuso. Se suma a lo complejo que el proceso electoral producirá en nuestro país y por supuesto a lo que el cierre de la administración represente.
Las fuerzas armadas —como concluí en mi texto pasado— serán un factor de fortaleza entre el término de este sexenio y el inicio del siguiente. Lo serán, como institución nacional, desde un frente operativo, logístico y humano para enfrentar los retos que el 2024 traerá en materia de inseguridad; también desde el frente administrativo/corporativo que las responsabilidades en las empresas del Estado también les traerán a soldados y marinos este año que apenas comienza.
También las acciones militares cotidianas y necesarias, muchas programadas y otras no, como pueden ser la puesta en marcha del Plan DN-III o del Plan Marina, que año con año se activan ya sea por desastres naturales o bien por los provocados por otros factores. El reto 2024 en este sentido, será solamente esperar para ver que sucede primero, y pase lo que pase, las fuerzas armadas estarán ahí para solucionar y auxiliar a la población.
Los retos en 2024 se sumarán a otras actividades cotidianas como campañas de salud, alfabetización, deportivas, culturales y sociales. Estas acciones ya se han convertido en responsabilidad militar y naval aun y a pesar de que existen otras instituciones que tienen esa responsabilidad de origen y que justo para ello, fueron creadas.
Dentro de los retos del 2024 también se encuentra, para quienes aspiran a ser gobernantes a partir de la elección, en los tres niveles de gobierno, comprender exactamente qué necesitan y esperan de las fuerzasarmadas,seinsiste,desdeelámbitomunicipal, estatal y federal. Los soldados de tierra, mar y aire tienen pleno conocimientodeloqueunafuerzaarmadamodernadebe otorgarle a su país, a sus gobiernos y por supuesto a la sociedad, no solamente con el uso legal de la fuerza y la violencia, sino también con todo lo que desde su institucionalidadpuedanbrindarparaproyectosyplanes de desarrollo nacional.
A esta comprensión sobre qué se requiere y se espera de las fuerzas armadas para los próximo seis años se deben sumar las clases política, judicial, empresarial, académica e intelectual. Lo deben hacer desde la perspectiva y necesidad de temas tan urgentes como la seguridad y la justicia; evidentemente en la inteligencia de que no toda la responsabilidad puede y debe quedar en las fuerzas armadas.
De lo anterior, nuevamente y como un reto más para 2024, soldados y marinos deben seguir fortaleciendo su relación de confianza con los mexicanos.
Tanto soldados como marinos han demostrado que la naturaleza militar y naval es una y no cambia, aun y a pesar de los cambios que le imprimen al país los diferentes gobiernos, realidad demostrada en el actual sexenio.
Cabo de Guardia
Un reto que cada final de sexenio se impone es el de no adelantar ninguna víspera a la sucesión militar o naval.
Ya son algunas columnas de opinión o bien notas periodísticas que se adelantan con suposiciones que, en vez de ayudar, perjudican.
La decisión de quienes serán secretarios de la Defensa o de Marina a partir de octubre de este año depende exclusivamente de quien sea presidente o presidenta electo o electa.
De nadie más. Se recomienda paciencia y serenidad.