Escandaloso deterioro de lo público
N unca hemos vivido en el mejor de los mundos, ni mucho menos, pero en los tiempos pasados, antes del advenimiento del régimen de la 4T, se guardaban por lo menos las formas y había más profesionalismo en la función pública.
Los postulados que se han enunciado en la primera tribuna de la nación parecen ser más bien recetas para el fracaso aunque aseguren la docilidad de los figurantes que se mueven en las esferas gubernamentales: el descomunal porcentaje de honestidad exigido (de palabra) —90 puntos de supuesta honradez en oposición a un mero diez por cien de experiencia— ha resultado, en los hechos, en un destierro de los expertos; la sentencia de que a los delincuentes hay que abrazarlos en lugar de combatirlos cuando son ellos quienes disparan y matan en primer lugar ha llevado a que zonas enteras del territorio nacional se encuentren bajo el dominio de las mafias criminales; y, en lo que toca al dictado de que los actuales encargados de gestionar las tareas de la Administración “no son iguales” a sus predecesores, en efecto, son mucho más ineficientes.
Tan incapaces que no pueden siquiera distribuir los medicamentos que necesitan los afiliados a los organismos de salud. Han destrozado los esquemas de vacunación (México era un verdadero ejemplo a nivel mundial en este apartado). No pueden proveer la electricidad que están necesitando los sectores productivos. Pemex está engullendo miles de millones de pesos del erario pero extrayendo cada vez menos petróleo. CFE tiene pérdidas siendo que en el sexenio anterior ya no operaba con números rojos. La infraestructura carretera está en desastrosas condiciones. La calamitosa respuesta ante la pandemia del SARS-CoV-2 llevó a la muerte de 700 mil compatriotas (en Japón, con una población comparable a la de nuestro país, hubo 73 mil fallecimientos). El número de homicidios acaecidos en este sexenio es escalofriante. Y, entre otros de los tantos perjuicios que ha sufrido la población, el campo está en tal situación de abandono que la producción de maíz —el cultivo emblemático del nacionalismo revolucionario y una de nuestras señas de identidad (“sin maíz no hay país”)— ha caído 40 por cien en 2023.
A la colosal ineficiencia de los actuales gobernantes hay que sumar un deterioro de lo público que no habíamos visto desde que se consolidó el antiguo sistema priista —así fuere que algunos de sus personajes fueran declaradamente impresentables— y tampoco en los sexenios de la alternancia encabezada por el PAN: el cinismo de los de ahora es tal que una ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha recurrido a un amparo para que la UNAM no pueda exponer sus determinaciones sobre la validez de una tesis bajo sospecha de plagio y a sujetos sin las cualificaciones necesarias para desempeñar un cargo la 4T les abre alegremente el camino a punta de imposturas y engaños.
Los ministros de la SCJN eran elegidos por ser juristas respetables y cabales conocedores del derecho constitucional. Hoy...
“Los ministros de la SCJN eran elegidos por ser juristas respetables y cabales conocedores”