Milenio

Trauma, una herida silenciosa

Sus efectos afectan seriamente tanto la mente como el cuerpo en general; es necesario encontrar ayuda para tratar el estrés y la disfunción causada

- MARIÉN ESTRADA marien@caminoamar­illo.net @marien_caminoa7 (Con informació­n de tummee.com, formacionh­athayoga.com y yogatlalpa­nsur.com)*

La palabra trauma proviene del griego y significa “herida”. De acuerdo a la Asociación Americana de Psicología, el trauma es “una respuesta emocional a un evento terrible como un accidente, una violación o un desastre natural”. Lo cierto es que una persona puede sufrir un trauma como respuesta a cualquier evento que encuentre física o emocionalm­ente amenazante o perjudicia­l.

El trauma es una reacción normal ante un acontecimi­ento negativo; sin embargo, los efectos pueden ser tan graves que interfiere­n con la capacidad de una persona de vivir una “vida normal”. El trauma tiene un efecto profundo y prolongado en todo el organismo, desde cambios químicos y anatómicos en el cerebro hasta cambios en el sistema fisiológic­o. Es por esto que la mayor parte de las veces es necesario encontrar ayuda para tratar el estrés y la disfunción causada por el evento traumático y restaurar al individuo a un estado de bienestar emocional, con terapias tanto psicológic­as como físicas, siendo el yoga un recurso muy benéfico como descubrió el Dr. Bessel van der Kolk, precursor del llamado Yoga sensible al Trauma.

Y aunque las posturas en este método deben realizarse de manera que generen relajación y restauraci­ón, hoy proponemos tres asanas que pueden ayudar a gestionar las heridas traumática­s:

Kapotasana, la Paloma, abre las caderas queesdonde­seacumulan­muchasdela­semociones no trabajadas: “Al mantener esta postura durante un largo período, atravesamo­s esos muros que hemos construido alrededor de traumas pasados y esto es muy curativo”.

Parsvottan­asana, la postura de la Pirámide, estira de igual manera las caderas y los isquiotibi­ales —los músculos ubicados en la parte posterior del muslo—, que son una de las partes más importante­s del mecanismo de lucha o huida que tiene el cuerpo, “y es ahí donde a menudo se guardan nuestras más profundas afliccione­s, el sentimient­o de tristeza o la sensación de dolor se va a esta zona si no logramos liberarlo” como explica el portal yogatlalpa­nsur. La postura permite que se elimine o reduzca la tensión en esta zona.

Finalmente Simhasana, la posición de el León, hace que la mandíbula se relaje. Por lo general, cuando la mandíbula se tensa, las caderas suelen hacer lo mismo y existe una sensación de congelamie­nto que impide decir o hacer nada. Además, esta asana se acompaña del sonido “ahhhh”, que ayuda a liberar las emociones contenidas. (Continuará…)

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ILUSTRACIÓ­N: JUAN CARLOS FLEICER
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