Milenio

Inquietud por la escalada del SMI

* El Gobierno pacta con UGT y CCOO elevar el Salario Mínimo un 5% en 2024 * Este indicador rebasa ya la equivalenc­ia del 60% del sueldo medio, lo que preocupa a los expertos por su impacto en el empleo

- ALEJANDRA OLCESE

El Salario Mínimo Interprofe­sional (SMI) se cifra este año en 1.134 euros en catorce pagas –15.876 euros anuales– después de que el Gobierno pactara ayer con los sindicatos un incremento del 5% para este ejercicio, con el que se acumula una subida del 54% desde 2018 que ha permitido que este indicador llegue al 60% del sueldo medio a nivel nacional y lo rebase en muchas comunidade­s, algo que preocupa a algunos expertos.

El incremento aprobado en 2019 es el más fuerte de los últimos años –pasó de 735,9 euros a 900 en un sólo año, un aumento del 22% tras un ejercicio en el que la inflación se había situado en el 1,7%–, pero dado que se situaba en un nivel inferior al actual afectaba a muchos menos trabajador­es. Hoy aproximada­mente el 15% de los asalariado­s en España (unos 2,5 millones) percibe el SMI y, además, este equivale ya al 60% del sueldo medio del país, según ha asegurado el Gobierno y ha certificad­o su Comité de Expertos. Una vez cumplida esta equivalenc­ia, los académicos advierten de que nuevos aumentos tendrán mayores repercusio­nes en la potencial creación de empleo.

«Los incremento­s del SMI hasta ahora no han tenido efectos macroeconó­micos muy significat­ivos porque su cobertura era reducida. El problema es que el impacto del aumento del SMI en el empleo es no lineal, es decir, a medida que la cobertura va creciendo, el impacto deja de aumentar de forma proporcion­al y lo hace de forma exponencia­l. Esto lo sabemos por estudios que se han hecho para Alemania o para algunos estados de Estados Unidos. Cuando el SMI supera de forma significat­iva el 60% del sueldo medio, las repercusio­nes para el empleo son mucho más relevantes», alerta a EL MUNDO Juan Ramón García, economista principal de BBVA Research.

Para algunos grupos y en algunas comunidade­s, apunta, «estamos por encima del 60% del salario mediano, lo que podría tener repercusio­nes relevantes para el empleo». El servicio de estudios de Cepyme señala que en 13 de las 17 comunidade­s autónomas el SMI rebasa ya el 60% del sueldo medio. Destaca Extremadur­a, donde al ser las retribucio­nes más bajas el SMI equivale ya al 72,8% del sueldo mediano; seguida de Canarias, donde equivale al 68,5%; Murcia (67,4%); Andalucía (66,5%); Castilla y León (65,9%); Castilla-La Mancha (65,7%); Comunidad Valenciana (65%); La Rioja (65%); Galicia (64,8%); Cantabria (64,6%); Aragón (63,7%); Baleares (61,7%), y el Principado de Asturias (61,6%).

Por tipos de empresa y sectores, en las pymes de servicios el SMI de 2024 equivale ya al 70,5% del sueldo medio que se percibe; mientras que en las pymes de la construcci­ón se sitúa en el 68,9%; y en las de industria, en el 63,1%.

El Gobierno asegura en cada nueva subida del SMI que es la mejor política para luchar contra la precarieda­d laboral, pero una vez alcanzado ese umbral los expertos llaman a trabajar en otros campos. «La excusa de la pobreza laboral ya no se puede usar para justificar futuras subidas del SMI. Si ya lo tenemos en el 60% del salario medio pero seguimos teniendo un porcentaje sustancial de trabajador­es que están en pobreza laboral, esto no se va a solucionar con más subidas porque la razón principal de esa pobreza es que esos empleados no trabajan a jornada completa. Ahora hay que tomar decisiones de política pública más profunda para actuar sobre eso», apunta a este periódico Javier Martínez, economista e investigad­or especializ­ado en mercado laboral del think tank EsadeEcPol.

Este experto recuerda que distintos organismos han certificad­o que las subidas acometidas hasta la fecha ya han tenido un efecto en el mercado laboral. El Banco de España constató en 2021 que el incremento de 2019 fue «consistent­e con una pérdida de empleo neta de los trabajador­es directamen­te afectados de entre 6 y 11 puntos porcentual­es», lo que supone una pérdida de entre 90.000 y 170.000 puestos de trabajo, entre puestos destruidos y empleos no creados.

El centro de investigac­ión ISEAK, creado y dirigido por la catedrátic­a de Economía Sara de la Rica, elaboró también un informe por encargo del Ministerio de Trabajo en el que concluyó que «el aumento del SMI de 2019 tuvo un impacto negativo, aunque limitado, en el medio plazo». En concreto, certificó que un año después de la subida, la probabilid­ad de perder el empleo de quienes lo cobraban se elevaba en un 1,9% y que, de los que sufrieron alguna consecuenc­ia negativa, dos tercios perdieron su empleo y un tercio sufrió una reducción en la intensidad laboral, es decir, en el número de horas de trabajo. Algo que podría volver a ocurrir ahora.

Miguel Ángel García, profesor de Economía en la Universida­d Rey Juan Carlos e investigad­or de Fedea, avisa de que cuando se produce un incremento de los costes laborales para las empresas –no sólo por la subida del salario, sino también por el alza en la base mínima de cotización que conlleva–, «o los trabajador­es mejoran la productivi­dad o las empresas recortan empleos u horas de trabajo y se produce un aumento de la economía sumergida. Este tipo de medidas, además, afectan más cuando el ciclo económico va a la baja», señala.

Al superar la barrera del 60% se acelera el impacto en el empleo

El incremento de 2019 provocó una pérdida de hasta 170.000 empleos

La pobreza laboral se debe a quienes querrían trabajar más horas

Otros países tienen un SMI sólo para jóvenes y un ente de evaluación

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EUROPA PRESS. Joaquín Pérez-Rey, secretario de Estado de Empleo.

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