Milenio

Cuidado: manos de seda

- EMILIANO PEREZ CRUZ*

Dice él que vinieron a conocer la Ciudad de México, que vienen de Campeche y les ha sorprendid­o y maravillad­o. “Ella es mi esposa y está muy contenta porque logramos este viaje, que mucho pospusimos hasta que lo logramos”. Ella asiente y despliega una gran sonrisa. Se encuentran­entrelosme­tronautas,horapicove­spertina, a la espera de que los polis permitan el acceso al andén Pino Suárez de la Línea 1, con destino a Pantitlán.

—Mañana vamos al Palacio Nacional, a ver si entramos a La Mañanera de nuestro presidente. Es casi nuestro paisano. ¿Usted conoce Tabasco?

—No he tenido oportunida­d —responde el eventual interlocut­or—. Hay que trabajar y en las vacaciones uno se ocupa en ver qué hace falta en la casa, para que no se venga abajo.

—Pues dese la oportunida­d, la península es muy bonita: muy distinto a la ciudad, que está bien para pasear, tiene uno mucho para conocer pero quién sabe si podríamos vivir aquí.

—Puesyasabe­queunoseac­ostumbraat­odo,menos a no comer. Salí temprano de la casa, mire qué hora es y apenas vamos de regreso, y mañana: va de nuevo.

—Hoyfuimosa­lPalaciode­BellasArte­syaldeCorr­eos, que está enseguida. Preciosos los dos. Se lleva tiempo apreciarlo­s, pero sale uno muy satisfecho. Quién como ustedes,quecuentan­conellosto­doeltiempo…

—Pues no me lo va a creer, pero nunca he entrado a ninguno de los dos. No alcanza el tiempo para todo, y luego de la semana de trabajo ya lo que quiere uno nada más es descansar. O si hay chanza de salir, pues mejor se va uno para otro lado…

—Pero si aquí hay tanto qué recorrer. Mañana vamos a conocer la Ciudad Universita­ria. Y antes de regresar tenemos que ir a Xochimilco.

—Pues aprovechen que es entre semana, porque el domingo va mucha gente y las cosas son retemás caras, peor si le ven a uno cara de turista. Por eso cuando salimos en familia mejor nos preparamos unas tortas o sándwiches, porque si no, no hay dinero que alcance para darse una paseada.

—Pues mire usted lo que son las cosas, uno siente que aquí el dinero rinde más, y hay mucho de dónde escoger y estiramos el dinerito. No gastamos en taxis, que esos sí siente uno que le clavan la uña.

—Pues qué bueno que le han encontrado el modo para hacer que el dinerito les rinda. Aquí nomás hay que apachurrar­lo muy bien, porque hay dedos de seda que cuando se da cuenta ya no trae ni calzones.

—Pues nomás cargamos suelto para el transporte, porque sí nos han recomendad­o mucho cuidarnos, y por suerte no nos ha pasado nada. Eso sí, por donde quiera hay gente y más gente y mucha gente.

—Más los que nazcan esta semana. Y los que se vengan del rancho por estos días. Este pueblote no deja de crecer. Nomás calcule cuánto tiempo llevamos para entrar en un vagón y todavía ni para cuándo.

—Le dije a mi señora que si queríamos conocer la ciudad, teníamos que conocer el metro, y mire: aquí estamos. Para matar la curiosidad está bien, pero del diario…

—Pues como le digo: a todo se acostumbra uno, menos a no comer. Y si quieren conocer más, véngase mañana tempranito cuando vaya a empezar el servicio: verá lo que es canela, todos tenemos prisa y queremos entrar al mismo tiempo. Y pues no cabemos todos, cómo cree…

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico