Tres fracasos de la 4T
“¿Qué quieren?, ¿qué buscan?, ¿que nunca sepamos nada?, ¿que no se detenga a nadie?, ¿que me tengan a mí como rehén? No, yo siempre he luchado por la defensa de derechos humanos y por la justicia y no soy rehén de nadie”.
Estas fueron las palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador la semana pasada respecto a los familiares de las víctimas de la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
El más reciente desencuentro entre el gobierno y quienes exigen que se localice a sus hijos fue algo que estaba anunciado. Desde hace más de un año estaba claro que la intención del gobierno había topado con los límites, el muro, que la Secretaría de la Defensa había puesto frente a las peticiones de información de las familias y las organizaciones que las acompañan.
Un año de acusaciones desde la mañanera, en principio dirigidas al fiscal especial, el GIEI y el Centro Prodhhan terminado la semana pasada con una acusación directa a los familiares: son ellos, insinúa el presidente, quienes no quieren que esto avance.
Al mismo tiempo que el caso Ayotzinapa se empantanaba, el presidente decidió“reestructurar”laComisiónNacionaldeBúsqueda,cambiarlosmétodosde búsqueda y conteo de desaparecidos.
Como con el caso Ayotzinapa atacó a funcionarios nombrados por su gobierno y terminó enfrentándose a las víctimas, a quienes desde el dolor buscan a sus desaparecidos.
Dichos cambios en la Comisión afectaron, una vez más, al Mecanismo para la Verdad y el Esclarecimiento Histórico que también lleva un año enfrentando la resistencia de los militares. Ahora, la nueva titular de la CNB ha decidido reducir al mínimo el equipo especializado en la búsqueda de personas desaparecidas durante la guerra sucia. “La reestructura trunca una de las apuestas más contundentes y serias que el Estado mexicano había hecho hasta ahora por localizar a las personas desaparecidas de manera forzada durante el periodo”, publicó el mecanismo en un comunicado. “Esta reestructura deja a las familias y colectivos en una víspera suspendida para recibir noticias del paradero de sus seres queridos”.
Ayotzinapa, desaparecidos, guerra sucia.
res agendas decididas por el actual gobierno al inicio del sexenio, con instituciones y mecanismos creados por este gobierno, que cinco años después han terminado con el agravio a las víctimas y con muy pocos, si es que algún resultado.
No hay cómo culpar a nadie más que a este gobierno.