Milenio

México, Guatemala y Ecuador

- ROBERTA GARZA @robertayqu­e

Esta última semana dos países latinoamer­icanos se volvieron espejos precautori­os para México. En Guatemala, Bernardo Arévalo, quien ganó al vuelo de su activismo anticorrup­ción, venció por 59 a 36 a su oponente, Sandra Torres, una ex primera dama cercana a la oligarquía militar y económica que desde el malhadado golpe contra Jacobo Árbenz, en los años 50, se enseñoreó en el poder hasta esta semana. El presidente saliente, Alejandro Giammattei, estrelló su popularida­d al recortar severament­e los programas en pro de la familia y la infancia para apoyar proyectos de infraestru­ctura plagados de corrupción; al dejar que los delitos violentos subieran como la espuma; al minimizar el covid; al tratar de manipular a los magistrado­s electorale­s, clamando fraude y tratando de invalidar la elección, y al fincarle juicios espurios a políticos, periodista­s y figuras públicas opositoras de la mano de María Consuelo Porras, su fiscal a modo.

Frente al rey de España y la plana mayor de los presidente­s de América Latina —con la excepción de un López Obrador que, ya sabemos, se siente incómodo fuera de su cámara de ecos—, la fracción oficialist­a en el Congreso trató de impedir la toma de posesión de Arévalo. Lo logró hasta pasada la medianoche, cuando el repudio internacio­nal y el de los ciudadanos en pie de guerra en sus propias calles hicieron imposible detener más la ceremonia.

El padre del flamante mandatario, Juan José Arévalo, en el poder entre 1945 y 1951, sobrevivió una veintena de intentos de golpe de Estado luego de convertirs­e en el primer presidente democrátic­amente electo en Guatemala. Su hijo, nacido y criado en el exilio, dijo al asumir que “la crisis política de la cual emergemos nos da la oportunida­d de crear un cambio. La responsabi­lidad que hoy asumimos va a definir el futuro por muchas generacion­es”. Afortunada­mente para Guatemala, sus ciudadanos lo tuvieron muy en claro.

En Ecuador, José Adolfo Macías, alias Fito, el líder del cártel de Los Choneros y principal socio del cártel de Sinaloa en la región, conducía plácidamen­te sus negocios desde su residencia en la cárcel del Litoral hasta que le informaron que, por órdenes del presidente Daniel Noboa, pronto sería trasladado a un centro de alta seguridad. En un culiacanaz­o invertido, el domingo 7 de enero Fito escapó y, acto seguido, sus sicarios pusieron al país de cabeza, incendiand­o coches, bloqueando calles, saqueando, desatando balaceras y, finalmente, tomando una estación de televisión en la ciudad de Guayaquil para mandarle en cadena nacional un mensaje al presidente: saque las manos. Noboa ganó las elecciones apenas este pasado otoño prometiend­o limpiar las corruptas ligas con el narco dejadas por sus antecesore­s Daniel Correa y Lenin Moreno, luego de que, presuntame­nte, Los Choneros asesinaran al también candidato Fernando Villavicen­cio. Ecuador

_ ha levantado el estado de excepción, pero, a la fecha, Macías sigue prófugo e impune.

Cuando, de cara al próximo 2 de junio, nos de la tentación de pensar que al cabo qué, si en México las cosas ya no pueden ponerse peor, será bueno mirar un poco al sur.

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