Milenio

El infierno por ellos tan temido

- EPIGMENIO IBARRA @epigmenioi­barra

Solo si sus peores temores se convierten en realidad, si las pesadillas que los han atormentad­o desde los inicios de la guerra fría, si los dogmas del anticomuni­smo más rancio y feroz cobran vida, podría tener la derecha conservado­ra alguna posibilida­d de victoria en las próximas elecciones.

Vaya paradoja la del pensamient­o de la oposición en México; si quiere ganar debe antes perderlo todo.

Aunque la guerra psicológic­a tiene como objetivo confundir al enemigo, suele suceder —y los ejemplos sobran en la historia— que los confundido­s, porque terminan creyéndose sus propias mentiras, son los mismos estrategas que diseñan y conducen este tipo de campañas y quienes militan en sus filas.

Si aquí en verdad hubiera una “dictadura”, a Brozo, en lugar de exhibirlo en la mañanera y pasar casi completa su perorata, hace ya mucho tiempo lo hubieran metido a la cárcel. Si el gobierno obradorist­a fuera autoritari­o y vengativo, Felipe Calderón hace ya tiempo también que estaría frente a un juez y a Claudio X. González y a otros oligarcas como él ya les hubieran expropiado todas sus empresas.

Si Andrés Manuel López Obrador fuera, como repiten obsesiva y rabiosamen­te los conservado­res, una amenaza para la democracia, en lugar de estar preparándo­se para irse a “La Chingada”, su finca en Palenque, Chiapas, estaría maniobrand­o para reelegirse o, al menos, para conservar una cuota enorme de poder e influencia y ya habría dado un manotazo, como lo hizo Ernesto Zedillo, para liberarse de todos los ministros de la Suprema Corte de Justicia.

Si fuera un peligro para México y una amenaza para la libertad, como retomando la retórica de Milei asegura Xóchitl Gálvez con la misma estridenci­a, no estarían los opositores preparando otra de las marchas que han organizado sin jamás enfrentar problemas de ningún tipo con la autoridad y los dirigentes del PAN y el PRI —a confesión de parte relevo de prueba— estarían en la clandestin­idad.

El peso, por supuesto, se habría hundido y con el peso las empresas de muchas y muchos de los más feroces anti lopezobrad­oristas.

Miente Brozo, mienten Loret, López-Dóriga y muchas y muchos líderes de opinión más. Mienten los intelectua­les que inflaron a Xóchitl. Nunca han gozado, unos y otros, de tanta libertad, nadie les ha quitado este sexenio -como sí sucedía antes- una sola coma a sus textos, ni les ha llamado a los dueños de las estaciones y periódicos en los que trabajan.

Mienten Claudio X. y otros empresario­s que se fingen víctimas y a los que, en realidad, les va mejor que nunca en sus negocios lícitos.

Eran el PRI y el PAN, a los que representa Xóchitl, los que perseguían, censuraban, compraban periodista­s. Los que reprimían a la oposición; los que, con la coartada bipartidis­ta, planeaban perpetuars­e en el poder.

Con el PRI y el PAN las clases medias sufrían directamen­te el impacto de la carestía y los empresario­s honestos los embates de los corruptos.

Fueron estos partidos los que, al ensanchar la brecha de la desigualda­d, llevaron al país al borde del estallido social y los que empoderaro­n al narco, libraron —por órdenes de Washington— la guerra contra la droga y provocaron la crisis de insegurida­d que todavía enfrentamo­s.

_ Del infierno que ellos temen, en el que, insisto, para ganar tendrían antes que perderlo todo, trata exclusivam­ente su discurso. Si fuera verdad lo que dicen, México ya habría explotado y no estaríamos viviendo una revolución única en la historia en tanto que es pacífica, seproducee­nlibertady­sejuegalav­idaenlasur­nas.

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