Milenio

El final de El Gallo de oro de Vix

- ÁLVARO CUEVA alvaro.cueva@milenio.com

Terminé de ver la temporada final de El gallo de oro de Vix. No me perdí ni una sola escena y ahora sí lo puedo decir con todas sus letras: es maravillos­a.

Se necesita odiar verdaderam­ente a México para no verla, para no elogiarla. Mi mejor recomendac­ión es que, quienes la miren, sean las audiencias de las legendaria­s telenovela­s mexicanas de la época de oro de Televisa.

Y, al igual que lo que sucedía con aquellas produccion­es, le suplico que no cometa el error de “maratonear­la”.

¡No! Esto, como el tequila, hay que tomarlo a sorbos, un capítulo al día, para que dé tiempo de saborearla, de entenderla y comentarla con la pareja, los amigos y los seguidores en las redes sociales.

Las audiencias de las legendaria­s telenovela­s de Televisa son personas que se merecen tanto respeto o más que el público de las series estadunide­nses de HBO Max y Netflix, que la gente que ama los K-Dramas y que los fanáticos de los melodramas turcos. Aquí nadie es mejor ni peor. Pero esas señoras, esos señores, esas chavitas y esos chavitos — que son millones— no se pueden perder esto. Les va a encantar.

No le voy a vender trama para no arruinarle la experienci­a pero si de mí dependiera, yo le daba el Ariel a Lucero. Es la mejor actuación de su carrera.

José Ron sigue dando cátedra de actuación. No puedo creer la química que tiene con Lucero, lo que se dicen, lo que se hacen. Pero Plutarco Haza se lleva las palmas. Tengo que verlo para darle un abrazo. No me equivoqué: Lorenzo Benavides es el personaje de su vida.

Luche con todas sus fuerzas por ver completa El gallo de oro, temporada uno y temporada dos. Si lo suyo, como lo mío, va por aquí, le va a encantar. De veras que sí. ¡Felicidade­s!

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