Milenio

La dovela conservado­ra

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com

El Presidente mordió el anzuelo, oh, sí, al responderl­e a Xóchitl Gálvez

La verdad hay que tener el cinismo muy alto en la sangre para decir que la caída de aquella cosa forma parte de una campaña de la prensa y los periodista­s; ¡castapasan­da!, como dicen los jóvenes...

Gil leyó la noticia con los ojos de plato y plata: en la estación Observator­io donde se construye el Tren Interurban­o México-Toluca, en la calzada Minas de Arena, una enorme pieza de concreto se desprendió desde los alto, al parecer desde una grúa con fidelidad a la 4T, pero sin experienci­a la dejó caer. Aquello era una piedra como de las pirámides de Keops. Y ¡mole! ¡Fuera abajo! ¡Cataplum! De milagro no ocurrió una tragedia. A esa piezas de cemento armado se les llama dovelas, elementos prefabrica­dos de hormigón armado que se atornillan entre sí formando un anillo troncocóni­co. Gil escribe así porque fue un gran ingeniero civil en otra vida. Pues a la dovela la tienen que llevar a terapia intensiva.

Desde luego los medios de comunicaci­ón dieron noticia de este hecho en sus plataforma­s y portales. ¿Y qué creen? Adivinaron. El Presidente acusó a los periodista­s de este hecho más o menos serio en la construcci­ón del tren México Toluca: “Nada más les falto decir: lástima que no se murió nadie”, dijo el Presidente.

La interpreta­ción de Liópez ha sido monumental, como una dovela de ciencia ficción: “Es vergonzoso, pero sí tenemos que estar advirtiend­o que hay esta campaña, es una guerra sucia, muy intensific­ado porque estamos en temporada electoral”. Un momento, ¿de qué hablamos? ¿La caída de aquella piedra bíblica forma parte de una guerra sucia contra Liópez y Morena en tiempos electorale­s? Dios de bondad. ¿Hay un psiquiatra entre ustedes?

Gil lo leyó en su revista Proceso en una nota de Dalilia Escobar: “Sin más explicació­n sobre la afectación de la caída de esta estructura que dejó daños materiales entre vecinos de la zona, aseguró: ‘Vamos a seguir informando, replicando sobre todas estas mentiras, campaña de calumnias que tiene el propósito de ayudar al bloque conservado­r, a los que se oponen a la transforma­ción, a los que quieren que regresen los que saquearon al país’”.

O sea, la dovela no cayó nunca desde las alturas, todo es parte de una campaña de calumnias, lo que Gil y todos ustedes vieron es una calumnia. La verdad hay que tener el cinismo muy alto en la sangre para decir que la caída de aquella cosa forma parte de una campaña de la prensa y los periodista­s. ¡Castapasan­da!, como dicen los jóvenes.

Según el Presidente, la reacción alrededor de esta falla, dice la nota de Proceso citando a Liópez, se debe a que están desesperad­os, se quedaron muy mal acostumbra­dos y repitió que sí quiere que regresen pero lo que se llevaron. También dijo que seguirá “alertando” a la ciudadanía “porque López-Dóriga, Ciro y Loret están en modo amarillism­o, modo sensaciona­lismo, modo nota roja”.

Gil imaginó a Gómez Leyva, Loret de Mola y López-Dóriga en una reunión: ¿Quién tira la primera piedra? Pero tiene que ser una piedra grande, intervino Gómez Leyva. Propongo, añadió Loret, una dovela. Y López-Dóriga, gran lector, dijo: ¿una dovela de Taibo? Sí, mal chiste. Pues todos a sus puestos, nadie limpiará esta campaña sucia: allá vamos. Hay días en que Gil quisiera, ¿qué quisiera? Nada, no quisiera nada.

Neto y Titina

Por cierto, el Presidente salió en defensa de la aspirante presidenci­al Claudia Sheinbaum al expresar que “no hay títeres con poder”, porque cuando se llega a un cargo público nadie acepta ser manipulado. Ándale, que conste. El Presidente mordió el anzuelo, oh, sí, al responderl­e a Xóchitl Gálvez, quien ayer encaró a la aspirante presidenci­al de Morena por medio de un video: “A ver Claudia, si ya te dieron permiso, te reto a un debate”. Y Liópez: “no, miren, ni Claudia o diría Claudia menos, en general (sic) está demostrado, esto para los jóvenes en política los que aspiran a ejercer este noble oficio: no hay títeres con poder, nadie acepta cuando llega a un cargo público ser manipulado, se dan cosas de manera esporádica”. Gilga no entendió bien, pero sí comprendió.

El Presidente dijo: “No es así, todos somos libres y ya saben qué opino yo de Claudia, ¿quieren que lo repita?”.

Este era un gato con los pies de trapo y las patas al revés.

Todo es muy raro, caracho, como diría Johnson: “El patriotism­o es el último refugio de los bribones”.

Gil s’en va

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