Milenio

José Agustín, el guerrerens­e

- ÁNGEL AGUIRRE RIVERO*

Es triste perder a un escritor como José Agustín, por mucho, un referente intelectua­l indispensa­ble de la época que vivió y narró en un estilo literario fresco, diferente, pero no menos profundo, a contracorr­iente, ubicado en la Literatura de la Onda.

Aunque nació en Guadalajar­a, Jalisco, José Agustín fue llevado a vivir al mes de su nacimiento a Acapulco, fue inscrito en el Registro Civil y creció en el lugar que marcaría una parte importante de su obra literaria. Además, nuestro personaje tiene profundas raíces familiares en la Tierra Caliente y en la Costa Grande de Guerrero.

Acapulco tuvo una influencia significat­iva en su obra y estilo literario. Con su vibrante cultura y paisaje, proporcion­ó un telón de fondo rico para sus historias. En las décadas de 1960 y 1970, el puerto era un símbolo de libertad y relajamien­to para muchos jóvenes. Eran los tiempos del a go gó, el hippismo, el rechazo a la guerra, el amor libre y hasta el hedonismo. Esta atmósfera de rebeldía y búsqueda de identidad se refleja en los personajes y temas de las obras de Agustín.

La novela Se está haciendo tarde (final en laguna) es considerad­a una de las grandes obras literarias mexicanas del fin de milenio.

Ambientada en A ca pulcoenl os años setenta,narra el viaje interminab­le de personajes intensos y complejos, como un lector de cartas de tarot, un dealer acapulqueñ­o y un joven gay, que se ven envueltos en un mundo de drogas, rock, irreverenc­ia y rebeldía.

Estos elementos sirven como detonantes en una búsqueda profunda que explorala naturaleza humana y refleja el fin de una era, al tiempo que describe una nueva que está naciendo.

José Agustín creció en un ambiente familiar que favorecía la creativida­d y la cultura. Sobrino del compositor José Agustín Ramírez Altamirano, autor de “Acapulqueñ­a”, “La Sanmarqueñ­a”, “Ometepec”, “Por los caminos del sur”, “Linaloe”, “El toro rabón”, entre otras. Hay que decir que son tan importante­s estas composicio­nes que forman parte hasta nuestros días de los festejos populares y familiares en Guerrero.

En el artículo “Por los Caminos del Sur”, en colaboraci­ón para el periódico El Sur cuando éste rotativo iniciaba, el escritor narra el vínculo indisolubl­e con su tío compositor: “Por cierto, a él igualmente le debo mi nombre, con la alta carga de identidad que eso implica; en 1944, cuando mi madre se encontraba embarazada y yo componía sentidos sonetos en latín en sus entrañas, mi tío José Agustín le dijo: ’Mira, Hilda, no me preguntes por qué, pero estoy seguro que vas a tener un varón, y me darías una felicidad inmensa si a ese niño le pones mi nombre’. Mi madre consintió con gran gusto, mi padre por supuesto no tuvo objeción, y por tanto yo soy también José Agustín Ramírez”.

La canción que más me gustaba oírle era ‘Kermesse’ (mi vida desde entonces ha sido una kermesse: confeti, serpentina­s y flores de papel, foquitos de colores, mujeres vaporosas que me besan y se van (…). Pero ambos nos perdíamos cuando nos llegaba el recuerdo de Acapulco, de su bahía, de sus barrios, de sus muelles de madera, de ese Acapulco al que él llamaba su ‘diamante azul’, con su bahía soberbia. Ese Acapulco que hoy está agonizando y que necesita del concurso de todos los que lo amamos”, escribió José Agustín como uno de los autores invitados en el libro Por los caminos del sur, editado por el gobierno del estado de Guerrero.

José Agustín representa una de esas invaluable­s plumas que eligieron hablar a los lectores antes que a los críticos.

Es necesario que alguien tome su relevo como narrador de la cotidianid­ad mexicana.

Hoy partió uno de los mejores hijos de Guerrero y de México. Te vamos a extrañar, Jose Agustín.

* EX GOBERNADOR DE GUERRERO

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