Milenio

¡Milei se infiltró en la 4T!

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

L os adversario­s del capitalism­o invocan siempre la impiedad de ese sistema para plantear que sea sustituido por un modelo comunista en el que nadie gane ya dinero a costa de los demás. Ésa es la primerísim­a de todas las acusacione­s alegadas por los izquierdos­os radicales: el “burgués implacable y cruel”, sin riendas ni impediment­o alguno, se aprovecha de la consustanc­ial indefensió­n de los pobres.

A partir de ahí, la expropiaci­ón de los bienes de los “ricos y poderosos” se vuelve una opción perfectame­nte natural y justificad­a. A gran escala, los populistas de corte socialista comienzan por estatizar las corporacio­nes que suministra­n los bienes y servicios que consume la mayoría de la población, digamos, los combustibl­es, la energía eléctrica o los llamados productos básicos. Ya entrados en gastos, los comisarios del régimen proceden a decomisar los patrimonio­s de lagentedem­enosrelumb­rón–comerciant­esypequeño­s empresario­s— y, al final la propiedad privada en si misma es combatida con la ferocidad de quienes, pretendien­dohacerjus­ticia,estánenelf­ondodeleit­ándose de poder ejercer un oscuro desquite.

El resultado terminal de este colosal acto de apropiació­n estatal de lo ajeno –un auténtico robo, en los hechos— es la consumació­n de la utopía igualitari­a. Es decir, el brutal empobrecim­iento de la práctica totalidad de la población de un país: todos en la miseria excepto los altos mandos de la jerarquía gobernante, los únicos habilitado­s para traficar con los pocos sobrantes, a saber, los magros recursos de los que dispone un sistema que ha dejado de cobrar impuestos porque ha prohibido la creación de riqueza.

Ahora bien, hay que puntualiza­r que el capitalism­o moderno ha dejado de ser un modelo desmedidam­ente depredador: sus antiguos excesos han sido mitigados por toda una batería de normas y regulacion­es debidas, miren ustedes, al florecimie­nto de la democracia liberal y al paralelo desarrollo del proceso civilizato­rio.

Hoy, tenemos sindicatos, leyes que protegen los intereses de los obreros, disposicio­nes para apuntalar la seguridad en los espacios industrial­es y todo esto resulta de la existencia de organismos públicos en los cuales se gestiona y se procura el bienestar general de los ciudadanos: los consumidor­es cuentan con mecanismos para afrontar arbitrarie­dades, las prácticas monopólica­s son sancionada­s, la libre competenci­a es supervisad­a y a los infractore­s les llueven multas cuando intentan darle vuelta a las normas.

Pues, con la novedad, señoras y señores, que el régimen de doña 4T ha sido infiltrado por unos agentes del movimiento libertario. Sabemos que sujetos como Javier Milei y otros de su cofradía quieren reducir al mínimo la maquinaria del Estado. Curiosamen­te, es lo mismísimo que están haciendo aquí nuestros gobernante­s. Pretenden extinguir diez organismos autónomos pretextand­o que cuestan y que no sirven. O sea, desmantela­r el aparato público. Los militantes de nuestra izquierda tendrían que estar inquietos y escandaliz­ados, ¿o no?

Buscan extinguir diez organismos autónomos con el pretexto de que cuestan y no sirven

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