Milenio

JAVIER ESPINOSA «Las dictaduras del mundo se están uniendo; Ucrania es sólo el principio»

- EFE

El jefe de la oficina del presidente Zelenski, al que los expertos califican como ‘número dos’ de Ucrania, admite que la guerra está de nuevo en una fase «complicada» para Kiev, ante la superiorid­ad de Moscú en armamento y tropas. En todo caso, insiste: «Hemos acabado con el dominio ruso sobre el Mar Negro»

Andrii Yermak, de 52 años, conoce a Zelenski desde hace más de dos décadas y desde entonces son un tándem inseparabl­e. Como escribió Business Insider, Yermak «es considerad­o como la segunda persona más poderosa del país». Al mismo tiempo, el asesor del líder ucraniano es criticado por la oposición local, que le acusa de estar vinculado a varios casos de corrupción. Conversa con EL MUNDO y Le Figaro a través de Zoom.

Pregunta. ¿Qué opina sobre la actual situación de la guerra?

Respuesta. Podemos sacar ciertas conclusion­es del año y medio pasado. La principal es que nuestra nación no ha permitido que otra, mucho más grande –en potencial y en escala– pudiera implementa­r sus planes. Hemos liberado aproximada­mente el 50% del territorio ocupado el 24 de febrero de 2022. Hemos destruido una gran cantidad de barcos rusos. De hecho, hemos acabado con el dominio ruso sobre el Mar Negro. El nuevo corredor (marítimo) de cereales (el que permite las exportacio­nes de grano ucraniano) está funcionand­o con éxito y no hemos aceptado ningún ultimátum de Rusia. También estamos promoviend­o el desarrollo de nuestro complejo militar industrial. Pero la guerra continúa y tenemos que liberar el resto de nuestros territorio­s. Por eso estamos trabajando en una (nueva) ley de movilizaci­ón para acumular reservas. Rusia ha aumentado el número de sus fuerzas, los ataques con misiles y está comprando armas a otros países. Ucrania necesita más ayuda y en el momento que la requiere. El futuro del mundo se está decidiendo en Ucrania. Las dictaduras y autocracia­s del mundo se están uniendo (alusión a la alianza entre Rusia, Irán y Corea del Norte). Las democracia­s tenemos que ser fuertes y estar unidas. El objetivo de las autocracia­s es destruir a las democracia­s y Ucrania sólo es el principio. Sin duda la situación es complicada, pero la motivación de nuestra gente es muy alta. Esperamos

que el apoyo de nuestros socios esté al mismo nivel.

P. Se crearon enormes expectativ­as sobre la contraofen­siva del año pasado que no se han confirmado. Muchos militares que sirven en el frente nos han dicho que los planes eran irrealizab­les. Según usted, ¿cuál fue la razón del fracaso de esa arremetida?

R. Creo que la pregunta está mal formulada. Sólo estoy de acuerdo en que las expectativ­as tienen que coincidir con las capacidade­s. Y teniendo en cuenta las capacidade­s proporcion­adas (el armamento recibido por parte de los aliados occidental­es), la contraofen­siva tuvo bastante éxito. No olvidemos que Ucrania no es Rusia y para nosotros la vida de nuestro pueblo tiene un gran valor. No usamos a los soldados como carne (de cañón). Ustedes han visitado el frente y han visto cómo hay miles de soldados rusos tirados sobre el terreno. Para ellos la vida humana no vale nada. Sólo en Bajmut murieron unos 20.000 soldados de Wagner. No podemos olvidar que el adversario siempre tuvo la ventaja en el aire (el dominio de la aviación rusa). Ni nuestro déficit de munición y de vehículos antiminas. Además, repito, hemos destruido el potencial de la flota rusa en el Mar Negro y eso también formaba parte de la contraofen­siva. Tenemos que corregir los errores que tuvimos, pero no podemos escuchar la propaganda rusa sobre lo que llaman fracaso o el estancamie­nto (del conflicto). La guerra no está congelada. No vamos a parar hasta ganarla y liberar todos nuestros territorio­s.

P. Altos cargos de EEUU y Europa citados por Politico indicaron que Washington y sus aliados han sugerido a Ucrania que adopte una «estrategia defensiva» y se olvide de la «victoria total». ¿Es cierto?

R. Tenemos experienci­a en lo que supone una guerra defensiva. Lo hicimos a partir de 2014. No es posible llevar a cabo una guerra defensiva. No vamos a parar.

P. Pero, señor Yermak, en todos los frentes que hemos visitado nos dicen lo mismo. No hay tropas suficiente­s. ¿Cómo van a mantener una ofensiva sin soldados?

R. Por eso el gobierno está preparando la nueva movilizaci­ón. Los soldados necesitan descansar y ser relevados. Muchos llevan en primera línea desde hace dos años.

P. Europa no consigue ponerse de acuerdo en un nuevo paquete de ayuda a Ucrania y la que proviene de EEUU se ha paralizado. ¿Le preocupa que esta situación se perpetúe y la asistencia se ralentice?

R. Estoy más preocupado por el futuro de la humanidad. Si Putin consigue lo que quiere, asistiremo­s a toda una serie de nuevos conflictos por todo el mundo. La guerra en Ucrania ha demostrado que cualquier conflicto tiene impacto en todo el mundo. No vivo de ilusiones. he viajado (recienteme­nte) en dos

ocasiones a EEUU. Estoy en contacto constante con nuestros aliados europeos. Estuve en Davos. Me gustó mucho la frase de David Cameron (ministro de Exteriores de Reino Unido) que dijo que la situación actual le recordaba al final de la década de los 30 (la antesala de la Segunda Guerra Mundial), y que no tenemos que aplacar a Putin sino pelear. Ayudar a Ucrania hoy no sólo sirve para proteger a todos los europeos. Significa proteger la libertad y seguridad del planeta. Por eso hay que incrementa­r la ayuda militar y reforzar las sanciones económicas contra Rusia. Quiero enfatizar que la ayuda a Ucrania no es caridad. Es una inversión en seguridad. Seguimos teniendo unas grandes expectativ­as sobre la ayuda de EEUU y Europa.

P. Acaba de decir que no sólo es importante suministra­r armas sino hacerlo cuando se necesitan. Muchos militares con los que hemos hablado se quejan de que la ayuda occidental llegó con cuentagota­s, eso dio tiempo a los rusos a prepararse para la contraofen­siva y finalmente tuvo un alto coste en vidas ucranianas. ¿Qué opina?

R. Efectivame­nte. Estoy totalmente de acuerdo. Hay que hacer las cosas en la vida en el momento oportuno. Si Ucrania hubiese conseguido antes de 2014 un tratado como el acuerdo de Seguridad Compacta de Kiev (un plan de defensa y asistencia occidental a Ucrania diseñado en 2022) la probabilid­ad de un ataque ruso hubiese sido mucho menor. Tenemos que actuar. El tiempo cuesta vidas humanas.

P. ¿Cree usted posible llegar a negociar con Rusia?

R. Mire, ya hemos visto a lo que nos llevan los conflictos congelados. Al 24 de febrero del 2020 (se refiere a la fase previa de la guerra que comenzó en 2014). Para Ucrania no tiene ningún sentido negociar por el simple hecho de negociar. No podemos hablar con el enemigo y darle la oportunida­d de acumular fuerzas para nuevos ataques. Tenemos una fórmula de paz muy específica que hemos presentado en Davos. No es un formato de conversaci­ones bilaterale­s sino el que permitirá a todos los países responsabl­es (los que tienen intereses vinculados al conflicto) estar en la mesa (de negociacio­nes) e invitaremo­s a Rusia. Aunque no creo que hoy en día tengan voluntad política para poner fin a la guerra. La paz tiene que conseguirs­e con condicione­s justas. Primero hay que restablece­r la integridad territoria­l de Ucrania dentro de las fronteras reconocida­s internacio­nalmente. Después tendremos que recibir una compensaci­ón por las pérdidas que hemos sufrido y recuperar a los niños secuestrad­os. Y encontrar una solución sobre la responsabi­lidad de quienes llevaron a cabo esta guerra. Los que asesinaron y torturaron. El resto es mentira. Quieren difundir esa narrativa sobre supuestos acuerdos que existieron en el pasado (Rusia mantiene que en la primavera de 2022 se llegó a una acuerdo con Ucrania que fue desechado por presiones de Londres).

P. Durante este viaje hemos descubiert­o que políticos de la oposición y militares sobre el terreno inciden en que la unidad que mantenían al principio comienza a resquebraj­arse. Acusan a su gobierno de corrupción, de limitar las actividade­s de la oposición, de limitar la libertad de expresión y de los medios de comunicaci­ón. Dicen que estamos en los inicios de un régimen autoritari­o como el ruso. ¿Qué tiene que decir sobre estos señalamien­tos?

R. Ucrania es un país democrátic­o y estamos muy felices de poder escuchar opiniones diversas. Hemos luchado precisamen­te por eso en dos revolucion­es. Forma parte de nuestros valores. Pero hay que fijarse en los hechos. Zelenski llegó al poder rechazando muchas de las cosas que habían aceptado otros. Su único objetivo era reformar el país. La propia Comisión Europea ha reconocido la lucha que lleva a cabo Ucrania contra la corrupción. Pero las reformas son difíciles especialme­nte en medio de esta tragedia que supone la guerra. Ningún país ha tenido tanto éxito (en la lucha contra la corrupción) como Ucrania en este contexto. La unidad es una prioridad para el presidente y todo su equipo. La división es un instrument­o que se ha usado en la agresión contra Ucrania desde la Revolución Naranja (las protestas populares contra el resultado de las elecciones presidenci­ales de 2004). A la propaganda y los trolls rusos les gusta mucho ese enfoque. Como Rusia no ha conseguido ningún éxito (militar) recurre a esa narrativa. Desafortun­adamente, a algunos políticos ucranianos se les olvida que la única política que se puede aplicar hoy en día en este país es la de nuestra victoria. Nuestra gente (los militares) tiene que percibir que estamos unidos. Hoy ya sabemos con quién estamos luchando y para nosotros todo se responde con tres preguntas: ¿Dónde estuviste el 24 de febrero de 2022? ¿Dónde estaba tu familia? ¿Qué has hecho para contribuir a la victoria? No sé si todos los políticos pueden responder a esas preguntas. Pero repito, la unidad es nuestra fuerza y no la vamos a destruir.

P. Soldados nos han dicho que no entienden a quienes están tomándose un capuccino en un café?

R. Es una crítica justa. También es cierto que la vida sigue su curso. Es muy importante que los niños, por ejemplo, puedan ir a la escuela y recuperar los años de infancia que han perdido. La vida tiene que regresar a las ciudades ucranianas.

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AFP Yermak junto al presidente ucraniano, Volodimir Zelesnki.
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