Milenio

Como zapatistas que somos

Yuli describe su labor como promotora de educación de la que destaca que son ellos mismos los que deciden qué hacer en su comunidad para el bien del pueblo; “ya no hay nadie que va a entrar y nos va a decir lo que tenemos qué hacer”, destaca

- DIEGO ENRIQUE OSORNO

¿Cómo es la educación en los territorio­s zapatistas? —pregunto a Yuli, la cuarta mujer integrante del Escuadrón 4-2-1 del EZLN, cuyo testimonio es consignado en esta bitácora periodísti­ca a bordo de La Montaña, el navío zapatista esquizofré­nico que cruzó el Atlántico.

—Ahorita no estoy trabajando como promotora de Educación, pero sí lo trabajé antes. Cuando entramos todos los promotores hay una etapa, porque nos vienen enseñando por etapas y por periodos. En el Caracol hay Formadores que te van a capacitar y en el tiempo en que yo estuve íbamos los promotores al Caracol y estábamos ahí un mes. Nos estaban capacitand­o nuestros Formadores, después regresábam­os un mes al pueblo a dar clases de lo que nos enseñaron nuestros Formadores.

Lo que aprendíamo­s teníamos que regresarlo a practicarl­o a los pueblos, para ver qué le estamos agarrando y que nuestros niños estén estudiando. Así es el proceso de que vas a capacitart­e y vienes a tu pueblo a practicar con tus alumnos lo que fuiste a aprender.

—Ustedes hablan varios idiomas, ¿en cuál de ellos se enseña?

—Por ejemplo, si los niños son tzeltal tienen que practicar su educación en tzeltal, si son tzotziles en tzotzil y si son de idioma nada más el castilla, en castilla y así… Porque la educación tiene sus reglas. Por ejemplo, un compa que no mande a su hijo a la escuela, el pueblo tiene su acuerdo, sus reglas, de ver qué tipo de castigo le va a dar al papá porque no quiere mandar al hijo. Porque el niño tiene que estudiar fundamenta­lmente la escuela.

Para nosotros, como organizaci­ón, no es que un niño tiene su diploma, como obtienen diplomas los alumnos de la SEP, porque ellos sacan un diploma de ahí, pasan a otra cosa y así.

Aquí, nuestros niños que estudian, nosotros le decimos Primer nivel, Segundo nivel, Tercer nivel, pero lo importante es que sepa leer y escribir. Ya todo lo demás lo puede ir aprendiend­o dentro del trabajo de la organizaci­ón, porque si sabe leer y sabe escribir, entonces luego decidió que va a entrar, por ejemplo, con los Compas Tercios, que quiere estudiar eso, pues va y se mete, o que quiere ser Promotor de Salud, pues se mete al área de salud, y ahí quiere ser Promotor de Educación, también vuelve a integrarse otra vez.

Lo primero es que en la comunidad tiene que aprender a escribir y a leer, y ya de ahí, si quiere aprender todas las demás áreas, pues hay muchas áreas dentro de la organizaci­ón. No es como una carrera que tiene que llevar.

Lo importante que vemos nosotros en la educación, por ejemplo, en nuestra organizaci­ón, es que nosotros no necesitamo­s dinero para aprender, porque, por ejemplo, si yo estudié en la SEP pero no aprendí mucho y saqué mi sexto grado, pero no aprendí más que a escribir y leer, así es que cuando entré de Promotora yo no sabía ni siquiera dónde iba un punto, dónde iba una coma, pero cuando entré en la educación zapatista, ahí aprendí las cosas que me faltaban.

—La libertad es adictiva, dicen algunos, sobre lo que también han aprendido en este proceso de educación autónoma…

—Sí, sí es cierto, porque nosotros ahorita ya en nuestras comunidade­s podemos hacer lo que nosotros queremos, no necesitamo­s que venga alguien y nos diga: ‘es que esto tienes que hacer’, ‘es que esto debes hacer’… Somos nosotros mismos los que decidimos lo que tenemos que hacer dentro de la comunidad, claro, para el bien del pueblo.

Nosotros así estamos y en todos los pueblos hay eso de que nosotros somos quienes decidimos. Ya no hay nadie que va a entrar y te va a decir lo que tienes que hacer, ya no.

—¿Cómo ven lo que sucede fuera de las comunidade­s zapatistas en el tema de seguridad?

—Por ejemplo, donde estamos nosotros, en nuestras comunidade­s zapatistas, un ejemplo muy claro es que no ha habido ningún asesinato de una mujer zapatista, ni asesinatos de niños zapatistas, porque no lo permitimos. Ni ha habido violación de una mujer zapatista, porque también para eso tenemos reglas y tanto hombres como mujeres, dentro de nuestra organizaci­ón, sabemos los reglamento­s que hay y le digo que hemos aprendido mucho, porque no hay eso, ni el maltrato de un niño.

—Es mucha diferencia lo que pasa en sus territorio­s con lo que pasa en el resto de México. ¿Cómo ven lo que sucede afuera?

—Pues que hay muchas mujeres violadas, muchas mujeres asesinadas, en cualquier parte del estado… niños que secuestran, incluso niños que a veces ya ni regresan a su casa porque ya ni sabes qué le hicieron los que lo llevaron. A veces ni siquiera se lo llevan para pedir un rescate. Escuchamos también que hay tráfico de órganos y todo eso, pero donde nosotros estamos no, en las comunidade­s no vivimos nada de eso.

—¿Cómo se vive la igualdad entre hombres y mujeres?

—Muchas de las compañeras desempeñam­os un trabajo. Eso es parte de la libertad que hablamos también nosotras, porque nuestra libertad no es solo que tengamos derecho dentro de nuestra casa, sino que también nuestra libertad es salir a hacer el trabajo, aprender nuevas cosas, que no es solo que estemos sometidas a estarle dando de comer al marido, incluso estar cuidando nomás a los hijos, porque eso era antes, ahorita ya no, ya hay muchas de nosotras que son autoridad de las juntas, consejas, promotoras de salud, promotoras de educación.

Hay áreas que sí hemos enfrentado algunos problemita­s, pero son problemita­s que vamos a ir encontrand­o el método de cómo resolver, seguir animando a las compañeras, por ejemplo, nosotras estamos ahorita aquí como la mayoría de compañeras, y la mayoría de las compañeras hemos desempeñad­o dos o cuatro cargos en la organizaci­ón. Mi compañero se quedó a cuidar a mis hijos allá para que yo hiciera esta tarea…

—En muchos lugares todavía existe un machismo que impide que los hombres hagan tareas del hogar…

—No pues con nosotros no. Ahorita a él le tocó cuidar, así igual hay momentos que a mí me toca cuidar la casa y los hijos, pero igual a él ahorita le tocó. Sabe cómo le estará haciendo, pero a él le tocó quedarse en la casa y de parte mía no he tenido ningún problema con eso, al igual que muchas compañeras. No es un problema que salgamos a hacer un trabajo y que el compa se quede así, porque él también ha aprendido. Nosotros hablamos mucho de la igualdad de derechos, porque también él ha aprendido que yo tengo que salir. Si me tocó salir a hacer un trabajo de la organizaci­ón, pues tengo que salir a hacerlo y ya.

—El respeto a la diversidad es algo visible también en sus comunidade­s…

—Pues es que para nosotros como zapatistas que somos, no distinguim­os. Aquí lo importante es que tenemos el mismo sentido de lucha, así sea lo que sea, no tenemos por qué distinguir. Hemos visto que igual que nosotras en muchos otros lados hay gente que comparte la misma idea de lucha, ¿por qué?, por su mismo sufrimient­o que tiene, porque al igual que nosotros luchamos por algo.

No es que nuestra lucha no tiene sentido, sino porque es el sufrimient­o de todo lo que nos vinieron haciendo desde nuestros abuelos, que estamos en la organizaci­ón, y para nosotros como organizaci­ón no distinguim­os eso de que si es hombre que si es mujer, que si es otroa no.

Por ejemplo, con María José lo mismo que estamos haciendo nosotros lo está haciendo ella, la misma idea, el mismo trabajo que estamos haciendo lo está impartiend­o y no discrimina­mos sea quien sea, no tenemos por qué.

(CONTINUARÁ…)

“Lo primero es aprender a escribir y a leer; si alguien quiere seguir, pues hay muchas áreas en la organizaci­ón”

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MARÍA SECCO Parte del grupo que cruzó el Atlántico en el barco La Montaña.
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