Milenio

Cacería contra jueces

- @ricardomra­phael RICARDO RAPHAEL

La Fiscalía General de la República (FGR) anunció que procederá penalmente contra una jueza y tres magistrado­s porque no le gustó la medida cautelar que dictaron para un grupo de ocho personas imputadas en un juicio.

Este anuncio se inserta en la cacería que el gobierno ha desatado en contra de las y los integrante­s del Poder Judicial.

Si, a partir de ahora, se amenazará a las personas juzgadoras con sufrir la acción penal porque a los fiscales y ministerio­s públicos no les gustan sus decisiones, la coerción terminará dañando severament­e a nuestra justicia.

Las personas funcionari­as señaladas por haber cometido actos contra la administra­ción de justicia son los magistrado­s Horacio Hernández, José Olvera y Francisco Sarabia y la jueza Raquel Duarte Cedillo.

¿De qué se acusa concretame­nte a estas personas? De haber concedido libertad bajo fianza a ocho individuos imputados en un proceso penal.

Hay que precisar que estas personas no fueron liberadas. La autoridad judicial decidió que no había riesgo de fuga y, por tanto, les concedió prisión domiciliar­ia en lo que se resuelve su caso.

La FGR citó, en una comunicaci­ón de ayer, el artículo 225 del Código Penal federal en contra de estas personas. Sin embargo, los delitos previstos en dicho texto no se ajustan a las conductas delictivas que se pretenderí­an

La coerción terminará dañando severament­e a nuestra justicia

asignar a los magistrado­s y la jueza.

Ninguno dictó una resolución de fondo y tampoco una sentencia definitiva. Disponer prisión domiciliar­ia, como medida cautelar, nada tiene que ver con esto y, por tanto, dicho acto judicial no podría considerar­se como contrario a la ley.

Este anuncio de la FGR despertó mucho interés porque las ocho personas a quienes se les cambió la medida cautelar son militares que están siendo acusados por su complicida­d en el caso Ayotzinapa. El testigo protegido Gildardo López Astudillo, líder de la organizaci­ón Guerreros Unidos, les señaló de haber estado en la nómina del crimen organizado.

Zoom: A los magistrado­s y a la jueza les pareció que, dada la adscripció­n

_ castrense de las personas imputadas, la posibilida­d de fuga era mínima y, por tanto, era innecesari­o que estuviesen encerrados en la cárcel hasta que, en definitiva, su culpabilid­ad, (o su inocencia) sean sentenciad­as.

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