Abuso de poder presidencial
Una manera de ayudar al Presidente de la República es impidiendo que se cumplan todos sus deseos. Solo basta ver cómo terminan los todopoderosos sin balances.
El mareo que provoca habitar antes en Los Pinos y ahora en Palacio Nacional puede llevar al inquilino a abusar hasta el ridículo o la agresión.
Ninguna voz tiene la fuerza que la investidura presidencial confiere a quien porta la banda en un país como el nuestro. Ninguna.
Sus palabras se magnifican, sus mensajes se expanden, sus dichos se replican, sus frases se recrean, su ejemplo cunde. Su responsabilidad y sus deberes son mayúsculos.
El andamiaje institucional está edificado para acumular facultades, recursos, subalternos, seguidores…
Es por ello que, con frecuencia y facilidad, puede violentar. ¿Por qué? Por eso, porque puede. Punto.
¿Por qué hostigar a periodistas que son amenazados o sufren atentados o lo critican?
¿Por qué cancelar un aeropuerto cuyo costo debemos pagar los usuarios (con TUA incluido)?
¿Por qué hablar de honestidad cuando hay videos de su hermano recibiendo sobres “para el movimiento” y audios que involucran a sus hijos en posibles desvíos y corruptelas?
¿Por qué rescatar y condecorar al general señalado en Estados Unidos de vínculos con el narco?
¿Por qué difamar a defensores de derechoshumanosmientrassuSedenadefiendeamilitaresacusadosporladesaparición de normalistas de Ayotzinapa?
¿Por qué saludar a la mamá de uno de los líderes del cártel más poderoso? ¿Por qué “dar línea” a legisladores? ¿Porquécobijarafiscalesindefendibles? ¿Por qué proponer reformas que desdibujan el régimen constitucional?
¿Por qué “cambiar de opinión” y convertirse en lo que tanto criticó? ¿Por qué? Porque puede.
Pero, más allá de cuidar al mandatario (allá él cómo quiera pasar a la historia, que lo alcanzará), lo más importante es proteger a México de ese desequilibrio. ¿Cómo? Con contrapesos.
Con división de poderes. Con organismos autónomos. Con cuerpos colegiados. Con pluralidad…
Con democracia y más democracia.
Aquí entre nos
Queridas y queridos lectores, desde esta columna, que ha sido un espacio de libertad, refrendo mi compromiso de
_ ejercer el periodismo con profesionalismo y con el respeto y la pasión que siempre me ha inspirado. Nos leemos en MILENIO y nos vemos a las 21:00 horas en MILENIO Televisión. Gracias por su confianza.