Milenio

Desde Texcapilla

- ALEJANDRO DOMÍNGUEZ @AlexDoming­uezB

Será difícil revertir la sacudida que dejó en esta comunidad de Texcaltitl­án, Estado de México, el sorpresivo enfrentami­ento con integrante­s del grupo criminal de La Familia Michoacana del 8 de diciembre pasado, cuando los pobladores se inconforma­ron por el incremento que los delincuent­es exigieron del pago periódico de cuotas.

Alrecorrer­elsitio,másdemesym­edio despuésdel­oocurrido,permanecen­enel suelo los rastros de vehículos que fueron quemados y quedaron calcinados. Imagino lo que debió ser esto al día siguiente.

Desde entonces, familias enteras abandonaro­n sus casas y por semanas vivieron lejos. Poco a poco han vuelto. Se sienten más tranquilos y han reanudado sus actividade­s al ver a policías, militares y guardias nacionales en la zona.

Sin embargo, el miedo permanece. Por años, el crimen organizado mantuvo bajo asedio a la población de esta región de Estado de México. Tenían presupuest­ado el pago de cuotas por sus productos o servicios, pero ya no querían ni podían pagar más.

El 8 de diciembre, los criminales los convocaron a una reunión y les exigieron más dinero. Los pobladores que, como suelen hacer, llevaban sus machetes, decidieron enfrentars­e a los delincuent­es. Todos conocemos el desenlace: 14 muertos, 10 de ellos criminales, el resto pobladores. Hubo heridos y más de 10 personas desapareci­eron.

A 40 días de lo ocurrido algunos (mujeres y niños) ya fueron localizado­s, el resto (hombres adultos) siguen en calidad de desapareci­dos. Se cree que están secuestrad­os por los mismos criminales.

Deben reponerse a lo que vivieron, al maltrato del crimen organizado

Aunque el miedo permanece presente en esta comunidad, hay señales de que saldrán adelante. En la escuela primaria, que da a la misma cancha del enfrentami­ento, ya se escucha a los niños tomando clases y jugando, pero con extremado cuidado; su directora prefiere mantener la escuela bajo llave y pide que no nos acerquemos para mantener la tranquilid­ad y seguridad de los estudiante­s.

Ahora deben reponerse a lo que vivieron, al maltrato del crimen organizado. Y acostumbra­rse a vivir rodeados de militares. Pero ahí quieren estar. Es su hogar, donde tienen su casa, su trabajo. Eso sí, aunque amenace a lo lejos, por lo pronto el enemigo no se podrá acercar. Las imágenes y testimonio­s recabados para este texto forman parte de la primera pieza que realicé para la primera

_ emisión de MILENIO Noticias con Alejandro Domínguez en su nuevo horario (22 horas), donde lo que haremos será simple y sencillame­nte PERIODISMO. Los invito a sintonizar­lo de lunes a viernes.

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