Milenio

Fin de la corrupción, y Ebrard

Claudia Sheinbaum se comprometi­ó a llevar a México por el sendero de la paz, la seguridad, la democracia, las libertades y la justicia; a todo mecate, dijo Gamés, esto no estaría nada mal si no fuera una mentira...

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com

Repantigad­o en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil meditó: de que la corrupción se acabó en México, dijo el president (a Gamés le gusta escribir president). Buena noticia, Gilga ya sentía algo así como una cosquilla de honestidad, y qué podía ser sino el hecho de que la corrupción se evaporó, como agua en ebullición durante mucho tiempo.

Allá en Querétaro, en su conferenci­a mañanera, Liópez aseguró que si se confronta con sus adversario­s es porque considera que “no le conviene al país el que regrese la política neoliberal, neoporfiri­sta, el conservadu­rismo” (…) en lugar de “enseñar el cobre y hacer el ridículo” con ataques a su administra­ción, la oposición debería presentar un proyecto en beneficio de la ciudadanía.Y ya entrados en gestos, el Presidente aseguró que los actos de corrupción que ocurrieron en su gobierno sí fueron castigados.

“El éxito, en buena medida del gobierno, depende mucho en no permitir la corrupción porque, por no permitir la corrupción, hemos ahorrado bastante, miles de millones de pesos que antes se iban por el caño de la corrupción”. Pues entonces el éxito ha sido muy pequeño. Reiteró Liópez que la fórmula de su gobierno tiene que ver con acciones como no permitir la corrupción y no hacer un gobierno con lujos. Mju. Sí, cómo ño.

El sendero

Ante gobernador­es, dirigentes y consejeros de Morena, informa su periódico Crónica en una nota de Alejandro Páez, Claudia Sheinbaum se comprometi­ó a llevar a México por el sendero de la paz, la seguridad, la democracia, las libertades y la justicia. A todo mecate, dijo Gamés, esto no estaría nada mal si no fuera una mentira. Como sea, el Consejo Nacional de Morena declaró por unanimidad a Claudia Sheinbaum como candidata presidenci­al de la coalición “Sigamos haciendo historia”. Pues sigamos. Ahora está muy de moda llevarse la mano al corazón en señal de solidarida­d, cercanía. Así lo hizo Alfonso

Durazno, perdón Durazo, Presidente del Consejo Nacional de Morena. Gil se preguntó: ¿así lo habría hecho don Poncho cuando era secretario de Vicente Fox?

Ganar y perder

No nos detengamos en naderías, la aún precandida­ta definitiva Sheinbaum venía del cierre de la precampaña. Gil lo leyó en su periodico El País en una nota de Georgina Zerega: “Ganamos la precampaña”, dijo Sheinbaum rodeada de más de 50 personas de su equipo y una enorme afluencia que desbordaba el Monumento a la Revolución. Acompañada por los líderes de los tres partidos que la han apoyado —el Partido del Trabajo, el Partido Verde y el suyo—, ha celebrado que las encuestas la posicionan cómodament­e en primer lugar, por delante de Xóchitl Gálvez: ‘La distancia es, en el peor de los escenarios, de 20 puntos de diferencia’”.

O sea, el peor de los escenarios es el mejor de los escenarios. Gil toma las encuestas con pinzas y, al final, se verá quién se acercó a la cifra real. Gilga no duda de que Sheinbaum lleva puesta una ventaja de cuarenta puntos en algunas encuestas. ¡De verdad! Y eso en el peor de los escenarios.

Gamés se pregunta, ¿la candidata es ella o sólo un reflejo de él? Sheinbaum dijo cosas originales, como por ejemplo “por el bien de todos, primero los pobres” o “ellos son el pasado, nosotros somos la esperanza de México”. Y luego se lanzó sin rubor: “No creo exagerar al decir que somos el movimiento social y político más fuerte de todo el planeta”. Pues la verdad y lo que sea de cada quien, sí. Del planeta, sí señor.

Ebrard, el temible

En el escenario acompañaro­n a Sheinbaum algunos fieles, como el ex secretario de Seguridad Ciudadana Omar García Harfuch y la ex fiscal capitalina Ernestina Godoy, ambos candidatos al Senado actualment­e. Pero también otras figuras que se le fueron sumando en el camino, como candidatos a las gubernatur­as o los antiguos aspirantes a la candidatur­a: Ricardo Monreal y Adán Augusto López. Ah, ustedes lo vieron: Marcelo Ebrard, tragando camote, sentado a un metro de la candidata presidenci­al, pese a las amenazas que había lanzado de abandonar el partido cuando perdió la encuesta interna. Los propios militantes del movimiento comentaban asombrados cuando el ex canciller y Sheinbaum se fundieron en un abrazo frente a las cámaras. Al parecer, la dignidad es una palabra que no aparece en el diccionari­o de Marchelo. De verdad que hay que tener muy pocos síntomas de testostero­na alta para aparecer con su cara de yo ya me voy, no precisamen­te pobre, a mi casa, pero incluso podría ocupar un cargo si

_ ganara Sheinbaum la elección. Un grito hizo añicos el silencio del amplísimo estudio: Ay, mis hijos, cobardes, codiciosos.

Todo es muy raro, caracho, como diría Goethe: “El cobarde amenaza cuando está a salvo”.

Al parecer, la dignidad es una palabra que no aparece en el diccionari­o de Marchelo

Gil s’en va

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